por Roberto Morejón
Los grupos políticos de derecha y en general las fuerzas conservadoras apelan a trampas y vendettas para ganar elecciones, perpetuarse en el poder o actuar desde la oposición, como se evidencia en América Latina y específicamente en Ecuador.
El bloque opositor CREO-SUMA insiste en manifestarse de forma conflictiva al emplazar al vicepresidente de Ecuador, Jorge Glass, por supuestos actos de corrupción, sobre los cuales los acusadores no presentan pruebas.
Apoyados en información tergiversada de la prensa de línea conservadora, se empeñan en convocar a un juicio político contra Glass, quien reaccionó valientemente y rindió una apasionada y profusa información pública.
El viceprimer mandatario declaró en la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional para responder a los tortuosos señalamientos de la oposición y parte de la prensa.
Glass rechazó tajantemente cualquier relación con los casos de corrupción en los que sí se han visto envueltos algunos ex funcionarios y demandó investigar el historial de la firma brasileña Odebrecht en Ecuador, a la cual quieren vincularlo.
Los cabecillas de la derecha quieren enlodar la trayectoria de este ingeniero eléctrico, quien ejerció como vicepresidente al lado de Rafael Correa y estuvo relacionado con importantes obras de infraestructura que contribuyen al avance económico del país sudamericano.
Como se sabe, la Revolución Ciudadana encabezada por el expresidente Correa llevó a Ecuador a la prosperidad económica y social así como a la estabilidad política.
La obra sellada por Correa alentó la propuesta electoral para presidente de Lenin Moreno, de Alianza País, triunfante finalmente en un proceso cuyo resultado fue objetado por los derechistas de CREO-SUMA.
El hecho de que se desmoronara la acusación de fraude en los comicios tiene a los grupos opositores irritados y ahora la emprenden contra el vicepresidente Glass, cercano colaborador de Correa y ahora de Lenin Moreno.
Estamos en presencia de turbios procedimientos signados por el afán de venganza para paralizar la gestión del gobierno y atribuirle después la responsabilidad por las dificultades.
Los manejos de la oposición ecuatoriana contrastan con la conducta serena de Moreno, quien firmó un decreto para crear el Consejo Consultivo Productivo y Tributario con el objetivo de impulsar la economía mediante un diálogo con los sectores público y privado.
De manera que tal y como prometió Moreno está en marcha una iniciativa de diálogo nacional porque, en sus palabras, el país necesita a todos unidos, sin odios ni rencores.
La derecha ecuatoriana, derrotada en las urnas, debería sumarse al diálogo constructivo a favor del bienestar de Ecuador en lugar de concentrar su tiempo en diatribas y represalias.