Por María Josdefina Arce

El cerco se ha cerrado sobre el presidente no electo de Brasil, Michel Temer, quien en las últimas horas fue acusado por el fiscal general Rodrigo Janot de corrupción pasiva, lo que abre una interrogante sobre el futuro del mandatario, que desde su llegada al poder de manera nada limpia no ha tenido ni un momento de respiro.

Temer, se convierte así en el primer presidente brasileño en funciones en ser denunciado formalmente por delitos de corrupción.

En una acusación de 64 páginas, el fiscal consideró que el mandatario incurrió en ese delito cuando 'recibió para sí y por intermedio' de su cercano asesor Rodrigo Rocha Loures, ahora detenido, una 'ventaja indebida' de unos unos 150.000 dólares de uno de los dueños de la firma JBS, Joesley Batista.

Las acusaciones presentadas por Janot serán ahora analizadas por el Tribunal Supremo, que decidirá si remite la denuncia a la Cámara de Diputados, que la examinaría primero en la Comisión de Constitución y Justicia y luego en el pleno del órgano legislativo.

Si los diputados avalan la denuncia con una mayoría de dos tercios, Temer sería suspendido de sus funciones durante un plazo de 180 días y su vacante sería cubierta en forma interina por el presidente de la Cámara Baja, Rodrigo Maia, mientras se realizan las investigaciones.

Con la más baja popularidad de un presidente brasileño, solo 7 por ciento, el futuro es bien incierto para Temer, que por supuesto tratará de evitar a toda costa un proceso en su contra que lo separe del poder.

De hecho horas antes de conocerse la denuncia formal dijo que nada destruiría su gobierno, en el que ocho de sus ministros están también siendo investigados por corrupción.

Lo cierto es que para algunos analistas gran parte de sus aliados podría retirarle su apoyo para no ser asociados a un gobierno, que muchos califican de moribundo, pero otros señalan que son varios a quienes no conviene una investigación, pues gran parte de los parlamentarios están igualmente implicados en casos de corrupción, por lo que Temer podría salir airoso.

Hasta ahora no hay nada dicho, lo cierto es que el actual primer mandatario se encuentra en una circunstancia parecida a la de la ex presidenta Dilma Rousseff, de la que fue vicepresidente y contra la que maniobró para sacarla del poder y ocupar su puesto.

Desde que salió a la luz el pasado 17 de mayo una grabación en la que Temer escucha el relato de diversas ilegalidades, sin protestar, el presidente camina por la cuerda floja, aunque hasta el momento ha contado con el respaldo del Partido de la Social Democracia Brasileña, principal aliado del tambaleante gobierno.

Por demás a mediados de mes logró ganar por un estrecho margen de 4 votos a 3 un juicio en el Tribunal Superior Electoral que podía haber anulado su mandato por abusos y financiación ilegal durante la campaña electoral.

Ante el actual panorama vuelven a cobrar fuerza los pedidos de que Temer renuncie al cargo para el cual no fue elegido y al que llegó de manera nada limpia.

En realidad este es un reclamo que se escucha en las calles desde hace meses, pero al que ahora también se han sumado varios políticos ante la actual coyuntura que podría complicarse si el fiscal general decide presentar nuevas denuncias contra Temer.

Las próximas horas y días serán por tanto, decisivos para el futuro del presidente brasileño, el cual podría verse obligado a llamar a elecciones anticipadas.