Por: Guillermo Alvarado
Un intenso olor a humo, tanto por las violentas protestas ocurridas en la ciudad alemana de Hamburgo, como por la indiferencia mostrada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ante los peligros del calentamiento global, es uno de los resultados más visibles de la Cumbre de los 20 países más desarrollados, el G-20.
A pesar de un año de preparación y de la movilización de un número elevado de policías, por lo menos 20 mil efectivos, el dispositivo alemán de seguridad para la cita fracasó, como debieron reconocer autoridades del país europeo.
El titular del Interior de Hamburgo, Andy Grote, admitió que las autoridades se vieron sorprendidas por la magnitud y la violencia demostradas por algunos grupos de manifestantes que saquearon comercios, incendiaron vehículos y dañaron calles y establecimientos públicos.
La mayor parte de las decenas de miles de personas que marcharon para protestar contra la reunión, o para exigir respuestas más rápidas al urgente problema del cambio climático lo hicieron en paz, pero algunos grupos de exaltados rebasaron la capacidad de las fuerzas del orden y todavía el domingo había barricadas humeantes y huellas de destrozos en esa urbe.
El saldo es impresionante: 476 policías heridos, 186 arrestados, 225 retenidos temporalmente y 37 órdenes de captura, así como un número indeterminado de manifestantes lesionados. Además, decenas de autos quemados y daños millonarios a tiendas, bancos y a la propiedad pública.
Si en las calles de Hamburgo la seguridad naufragó, en el interior de la Cumbre los pronósticos se cumplieron. Estados Unidos se quedó totalmente aislado en dos temas cruciales, la protección del medio ambiente y la lucha por la liberalización del comercio internacional y contra el proteccionismo.
Los 19 socios de Donald Trump en ese club reiteraron su compromiso con el Acuerdo de París sobre Cambio Climático y, más aún, el jefe de Estado francés, Enmanuel Macron, anunció la celebración de una segunda Cumbre sobre ese tema en diciembre, que estará centrada sobre todo en los aspectos financieros del tratado.
El presidente estadounidense también se quedó solo en el tema del proteccionismo e incluso horas antes de comenzar la reunión la Unión Europea firmó un Acuerdo de Libre Comercio con Japón que elimina casi todos los aranceles aduaneros a las exportaciones del bloque continental hacia el país asiático, cuestiones estas que causan urticaria al jefe de la Casa Blanca.
En los encuentros bilaterales, Trump volvió a dar una de cal y otra de arena. Por un lado apoyó la iniciativa rusa para lograr una tregua en amplias regiones de Siria, lo que es positivo, y por el otro volvió a dar un coscorrón a su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, al reiterar en público que obligará a ese país a pagar el muro que insiste en construir en la frontera común.
El balance global es negativo para el jefe del ejecutivo de Estados Unidos, quien se vio aislado en un tipo de encuentro donde ese país acostumbraba ejercer un liderazgo que ahora semeja a un buque que hace aguas por los dos costados. FIN