por Nicanor León Cotayo
Al descorrer el telón que oculta a la verdadera sociedad estadounidense salta un espectáculo muy distinto a lo tradicionalmente publicado. Ello queda aún más al desnudo en un artículo aparecido en la sección Trasfondo del Nuevo Herald.
Circuló este domingo bajo el titulo “La exclusión y la desigualdad afectan a todos”. Su autor, David Brook, un experto en la vida de esos lares que lo escribió para New York Times News Service.
La clase media alta –dice- se ha vuelto devastadoramente buena para evitar que los hijos de otros tengan la oportunidad de unirse a sus filas.
En las últimas décadas, añade, la clase media alta ha situado como “centro de la vida” tener hijos exitosos, y en ello hacen gruesas inversiones de dinero.
Según Brook, mamás de clase media tienen licencias para amamantar a sus bebés en proporciones mayores de las que solo tienen instrucción media, y durante períodos más largos.
Los padres de esa clase, escribe, poseen los medios para permanecer hasta tres veces más tiempo con sus hijos de preescolar que los menos acaudalados.
Desde el año 1996, afirma David Brook, el gasto en educación entre adinerados se ha incrementado en casi 300 por ciento.
¿Y los otros grupos sociales? De acuerdo a estadísticas, “básicamente es el mismo”.
El también corresponsal del periódico mejicano La Jornada en Estados Unidos señala además lo siguiente:
“En la medida que ha empeorado la vida para el resto de la clase media”, los padres de esta intentan que sus hijos no retornen a esos niveles.
Brook puntualiza que no es malo dedicarse a mejorar la familia, pero alerta sobre una de las causas de sus males.
¿Dónde la identifica? En las prohibiciones impuestas a sus lugares de residencia.
Revela que la gente más instruida se ubica en sitios como Portland, Nueva York y San Francisco, donde disposiciones para la construcción mantienen alejados a los pobres y menos educados.
Esos otros “condenados de la Tierra” no tienen buenas escuelas ni oportunidades de trabajo. O sea, entre los estadounidenses de inferior categoría, millones, solo perceptibles cuando se lanza un vistazo desde el interior de su país.
(CubaSí)