Por por Juan Dufflar Amel / Trabajadores
Las insólitas e impúdicas declaraciones del secretario general de la Organización de Estados Americanos -OEA-, Luis Almagro, de que Israel es un Estado democrático comprometido con los derechos humanos, todo lo contrario de Venezuela, dan fe del grado de abyecta obsecuencia de este fiel servidor de los designios políticos de Washington.
En una reciente reunión de miembros del Congreso Judío Mundial, celebrada en Jerusalén, ciudad santa ocupada ilegalmente y militarmente por su admirada Tel Aviv, el Sr. Almagro se atrevió a afirmar que “como amigos Israel y las Américas comparten valores clave como la democracia y los derechos humanos”.
Lo que no aclaró fue que a la América a la que se refería no era a la nuestra, sino a la de Estados Unidos, tan llena de desenfrenos antidemocráticos e intervencionistas, pero que para él encarna “la voz del amo”.
Declaraciones que debe haberle ganado el galardón de miembro de honor del Congreso Judío Mundial, con el que su retrogrado pensamiento se identifica plenamente.
En su desfachatez, el titular de la OEA pretende ignorar que Israel es un Estado creado artificialmente por la Asamblea General de Naciones Unidas mediante la usurpación de la mitad de Palestina, y que durante 70 años de guerras de rapiña, represión, terrorismo, masacres, asesinatos selectivos y limpieza étnica, ha extendido sus fronteras a casi la mayor parte de ese territorio, sembrando en él miles de ilegales asentamientos de colonos judíos.
Pero para Mr. Almagro, los miles de presos palestinos hacinados en cárceles de Israel y los millones de refugiados de la diáspora a los que se les niegan el retorno a su patria, son también ejemplos de las “bondades” del Gobierno de Tel Aviv y su respeto por los derechos humanos, “valores” que han causado la muerte de cientos de miles de muertos, sin distinción de hombres, mujeres y niños.
En su afiebrada exaltación del régimen sionista, se permitió aseverar que los israelíes son también un socio esencial para el Oriente Medio, descarada afirmación que no toma en cuenta que además de Palestina, Israel ocupa las Alturas del Golán en Siria y porciones del sudeste del territorio del Líbano.
Paradójicamente, las alabanzas a sus apreciados amigos se producen en momentos en que las autoridades de Tel Aviv enfrentan severas críticas de la comunidad internacional, la ONU y de otros organismos mundiales por la represión a la población palestina y la constante violación de sus derechos humanos.
Sin embargo, ignorando estos reclamos entre sus declaraciones volvió a mostrar su odio visceral a la Revolución Bolivariana al solicitar la intervención extranjera, sanciones más duras contra Venezuela, intensificar las presiones al legítimo Gobierno del presidente Nicolás Maduro hasta que sea derrocado, con la esperanza de que lo sustituya otro, más acorde con su ideología burguesa y proimperialista.
Solo la única, arcaica y contaminada Organización de Estados Americanos se permite tener como secretario general a un personaje como Luis Almagro, hoy devenido miembro prominente del lobby norteamericano-judío.