por Nicanor León Cotayo
Un reportero del Miami Herald, Glenn Garvin, escribió sobre la situación que están viviendo allí su gente menos favorecida. Circulado este martes el artículo aborda la etapa siguiente a la tormenta Irma.
Al narrar su experiencia en los vecindarios de Liberty City, Allapattah y Flagami, afirma que a siete días de la tormenta no tenían electricidad ni alimentos calientes.
Garvin hizo alusión a su encuentro con una residente de la zona, Lenora Edwards, quien le explicó la ayuda recibida de una institución religiosa.
Esta radica en la mezquita Masjid Al-Ansar, donde aclaró, “yo soy cristiana”, pues una parte de sus integrantes son musulmanes.
Edward aseguró a Garvin que hasta entonces no había visto trabajadores de la empresa municipal eléctrica intentando restaurar el servicio.
“Ni tampoco algo que en la semana oliera a presencia de sus gobernantes”.
“Nadie ha venido aquí a ayudarnos”, dijo Edwards el domingo. “Excepto estas personas religiosas”.
La crónica de Garvin también señaló que Irma hizo regresar temporalmente a la Florida “a su pasado primitivo”.
Añadió que en algún momento casi todos valoraron la recuperación como un espejismo distante.
Pero esa lejanía, puntualizó, es mayor en barrios de gente pobre, al estilo de Liberty City, Allapattah y Flagami.
¿Causa? Debido a que incluso en los mejores días de Miami su publicidad turística “parece extraída del otro lado de la luna”.
Por algo, subrayó el reportaje del Nuevo Herald, luego de un huracán muchos vecinos piensan estar en el último lugar para recibir ayuda.
Finalizó escribiendo que, voluntarios de Masjid Al-Ansar son la única señal visible cuando tienen lugar fenómenos como el “Irma”.
Un senador floridano, José Javier Rodríguez, quizás sin proponérselo concluyó el episodio al sentenciar:
“La gente piensa que la ayuda del gobierno en caso de huracán es una caja negra”.
Su distrito como legislador estadual abarca en Miami el territorio de la llamada Pequeña Habana.
(CubaSí)