Por: Roberto Morejón
Como parte de su política agresiva, en el caso de Cuba el presidente estadounidense, Donald Trump, apeló a gastados estereotipos para tratar de cuestionar el cumplimiento de los derechos humanos en ese archipiélago.
Un nuevo capítulo de ese enfrentamiento lo abrió el acaudalado empresario durante su beligerante discurso en el segmento de alto nivel de la Asamblea General de la ONU.
Curiosamente, la amenazante elocuencia de Trump fue trabajosamente hilvanada en momentos de duros choques verbales entre él y deportistas afroamericanos.
Varios atletas se hincan de rodillas y rechazan ponerse de pie mientras entonan el Himno estadounidense, en protesta por el trato de la policía a personas de piel negra, considerado discriminatorio.
Trump NI se da por enterado del resquemor de sectores poblacionales, como el afroamericano. Varias ciudades estadounidenses se convirtieron recientemente en virtuales polvorines por las protestas cuando denunciaron lo que tildaron de acción criminal de policías blancos, exonerados de culpa por los medios judiciales.
Pero el hecho de ignorar una discriminación tan añeja como la historia de la sociedad, NO libera de las críticas a Trump, a quien emplazan por su furor racista y por la supremacía blanca.
En su intervención en la Asamblea General de la ONU, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, destacó la proliferación de políticas excluyentes y xenófobas que violan los derechos humanos de millones de personas, en alusión, entre otros, a Estados Unidos.
El Ministro cubano denunció el recorte de las oportunidades y la violación flagrante y sistemática de las prerrogativas ciudadanas de jóvenes, migrantes y trabajadores.
Igualmente puso sobre el tapete las trasgresiones de los derechos humanos en la ocupada Base Naval de Guantánamo y la escasa adhesión de Estados Unidos a instrumentos internacionales en la materia.
Los hechos calzan las denuncias del canciller cubano y ponen en entredicho las pretensiones de Trump de erigir a su país como paladín en el respeto de la dignidad del Hombre, ultrajada igualmente en invasiones en el exterior.
Como señalara el ministro Bruno Rodríguez, Cuba rechaza la manipulación del tema de los derechos humanos en su contra, pues tiene mucho de qué enorgullecerse por sus logros, sin necesidad de recibir lecciones de Estados Unidos y de nadie.
Trump debería tomar nota de un twit de LeBron James, un conocido practicante de baloncesto en Estados Unidos.
El jugador se hizo eco del resentimiento de sus colegas hacia el gobernante, después de que le retirara la invitación a un deportista para asistir a la Casa Blanca, como parte de los choques verbales con afroamericanos. “Visitar la Casa Blanca era un gran honor hasta que apareciste tú”, escribió James en un mensaje.