Por: Roberto Morejón
Durante el mes de octubre, los cubanos dedican tiempo adicional a recordar el legado de Ernesto Che Guevara, argentino de nacimiento, pero entregado a la lucha por la libertad y el desarrollo del archipiélago caribeño.
SI bien el acto político cultural por el aniversario 50 de la caída en combate del Guerrillero Heroico fue el domingo en la central ciudad de Santa Clara, en toda Cuba continuarán este mes los homenajes y la evocación de su figura.
Cuando también se recuerdan los 20 años del recibimiento de sus restos en Santa Clara, sus moradores pasan revista a las acciones de Guevara por la liberación de esa urbe en mil 958, cuando estaba en poder del ejército de la dictadura de Fulgencio Batista.
El guerrillero-estadista dejó una huella imborrable en Cuba y de ello dan fe, sobre todo, los veteranos trabajadores de industrias, Banco Central y los innovadores y racionalizadores de las ciencias y la tecnología, muy vinculados a la laboriosidad del Che.
Medio siglo después de su muerte en la selva boliviana, el Guerrillero de América es visto aquí como un valeroso hombre que se sobrepuso a las adversidades, desde el asma hasta las incomprensiones.
Defensor de la honradez y la decencia, su figura es un baluarte para resaltar en Cuba la necesidad de cultivar cada día más los genuinos valores humanos en las nuevas generaciones, ante un mundo donde prevalecen el consumismo y el individualismo.
De eso se trata cuando los maestros conversan con sus alumnos de primaria en las escuelas, en la hora del matutino, oportunidad para acercar a los niños a las ideas y prácticas más certeras del luchador que hizo época en Cuba, África y América Latina.
Los cubanos valoran altamente cómo el Che murió sin deponer sus ideas. Después de ser herido en combate fue conducido a una escuela del poblado boliviano de La Higuera, luego asesinado y más tarde exhibido en Vallegrande como supuesto trofeo de guerra.
Los que cumplieron la orden de ejecutarlo y sus mentores intelectuales, incluyendo la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, NO pensaron que 50 años después la proyección guevarista seguiría intacta.
Con la brújula de esa luz trabajan decenas de miles de médicos cubanos en el mundo, como los que protagonizan una feria de salud por estos días en la localidad boliviana de Vallegrande.
Apoyados por colegas bolivianos, los profesionales cubanos atendieron a miles de pacientes en 26 especialidades como recuerdo al Che, médico de formación.
En Cuba, Bolivia y otras latitudes Guevara vibra porque “NO ha muerto, como querían sus asesinos”. Así destacó el primer vicepresidente cubano Miguel Díaz Canel, quien subrayó que “pervive en su obra, en el pueblo que lo admira y sigue su ejemplo”.