Por Guillermo Alvarado
Es verdad que resulta odioso advertirle a alguien: “te lo dije...”, pero hay personas que insisten tanto hasta ganarse este triste señalamiento y nadie entre ellas lo hace mejor que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el tema del cambio climático que rechaza una y otra vez y niega que sus efectos tengan lugar en estos precisos momentos sobre el planeta.
También dice un refrán popular que al que no quiere sopa, pues darle tres tasas, y eso es lo que el jefe de la Casa Blanca ha visto pasar ante sus ojos en las últimas semanas cuando decenas de sus ciudadanos fallecieron y cientos de miles perdieron sus propiedades ante fenómenos íntimamente vinculados con el calentamiento global.
El primero de estos eventos ocurrió en el estado de Texas, cuando el huracán Harvey causó la mayor devastación en por lo menos un siglo y, aunque los medios de comunicación ya tienen el objetivo de sus cámaras enfocado hacia otro lado, aún hay miles viviendo en condiciones precarias.
Luego vino el huracán María que azotó Puerto Rico, isla que Estados Unidos reclama para sí, menos cuando se trata de deudas y desastres, y allí quedó una vez más demostrado que el país norteño tiene muchos intereses, pero ignora por completo el significado de las palabras amigos y solidaridad.
No es que los puertorriqueños sean ciudadanos de segunda clase, ni de tercera o cuarta, es que ahora hasta los más furiosos anexionistas se dieron cuenta de que no son ciudadanos en absoluto de un país que los ignora, o los desprecia.
Una tercera tasa la recibe el jefe de Estado, y la sufren los habitantes de California, donde voraces incendios están consumiendo miles de hectárias y causaron la muerte a 40 personas, aunque hay más de 60 desaparecidos por lo que el balance puede ser aún más doloroso en los próximos días.
Hasta el momento hay unos 5 mil 700 edificios destruidos y el área consumida por las llamas, empujadas por vientos fuertes, es superior a la que ocupa la ciudad de Nueva York. Según testigos, si no fuera una lamentable realidad, parecería una escena de las películas rodadas en Hollywood.
Respecto a los huracanes, ya existe un consenso entre la comunidad científica de que el calentamiento del agua del mar y del vapor que flota en la atmósfera tienen una vinculación directa con la intensidad y la frecuencia de estos eventos meteorológicos.
Hasta hace unos años era poco frecuente ver alguno con categoría cinco, la mayor en la escala Saffir-Simpson. Hoy son escasos los que en algún momento no alcanzan ese poder destructivo.
En cuanto a los incendios, hay advertencias de los especialistas sobre las consecuencias de las grandes sequías ocurridas en los últimos años. La maleza de los bosques está reseca y es un material muy inflamable. Bomberos en distintas partes han advertido que se trata de un nuevo modelo de fuego, difícil de combatir.
Mientras tanto el presidente Trump sigue negando el cambio climático, como si necesitara más de tres tasas para convencerse de que está sentado sobre una olla de presión a punto de reventar. No hay peor ciego amigos...