Por María Josefina Arce
Sochi, donde la alegría, pero también el compromiso, responsabilidad y las ganas de luchar por un mundo mejor se dan hoy la mano, se ha convertido en una tribuna para denunciar el férreo bloqueo económico, comercial y financiero que desde hace más de medio siglo impone Estados Unidos contra Cuba.
Los sufrimientos y carencias que esta hostil política norteamericana provoca en el pueblo cubano estuvieron en el centro de las preocupaciones de los más de 20 mil jóvenes de todo el mundo que se dan cita en la ciudad rusa, en el Décimo noveno Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.
El Foro de solidaridad con la Revolución Cubana y contra el bloqueo unió a representantes de todas las latitudes para expresar su apoyo y solidaridad con la Mayor de las Antillas, ejemplo ante el mundo, señalaron, de resistencia y dignidad.
Jóvenes de Venezuela, Vietnam, Siria, Nicaragua e incluso de Estados Unidos, patentizaron su rechazo a esa unilateral y genocida medida, que bajo la presidencia de Donald Trump se mantiene y se ha recrudecido.
De hecho el nuevo presidente estadounidense anunció en junio pasado nuevas medidas coercitivas contra Cuba y dispuso la revocación de otras adoptadas por su antecesor, Barack Obama, que habían modificado la aplicación de algunos aspectos del bloqueo en la esfera de los viajes y el comercio.
Además, derogó la Directiva Presidencial de Política “Normalización de las Relaciones entre los Estados Unidos y Cuba”, emitida por Obama el 14 de octubre de 2016, que reconocía que el bloqueo era una política obsoleta y debía ser
eliminado.
Lo cierto es que esta medida afecta sensiblemente ramas esenciales como la educación, la salud y la seguridad alimentaria. De hecho ha provocado en casi seis décadas de aplicada pérdidas por 822 mil 280 millones de dólares, tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional.
La condena juvenil al bloqueo ha tenido lugar a pocos días de que nuevamente en la ONU se vote un proyecto cubano de resolución sobre la necesidad de poner fin a esa hostil política.
Año tras año, desde 1992, la Asamblea General de la ONU vota a favor de la resolución presentada por Cuba, pues el bloqueo económico, comercial y
financiero constituye el mayor obstáculo para el avance socioeconómico del país caribeño.
Es también una impedimenta para las relaciones económicas, comerciales y financieras de Cuba con los Estados Unidos y el resto del mundo, dado su carácter extraterritorial.
Ya al iniciarse el actual período de sesiones de la ONU líderes de todo el mundo patentizaron su rechazo a esa medida coercitiva. De injustas y fracasada la calificó el presidente de Bolivia, Evo Morales, mientras que su homólogo de Ecuador, Lenín Moreno, insistió en la necesidad de que en el planeta se respeten la soberanía y la no injerencia.
Desde África, distintos mandatarios lamentaron la decisión de Trump de revertir las medidas dirigidas a reducir el alcance del bloqueo, aunque, afirmaron, que lo que se impone es el fin de ese cerco.
Hasta la fecha 25 resoluciones han sido adoptadas por la comunidad internacional en la Asamblea General de la ONU que demanda que se levante incondicionalmente el bloqueo, reclamo que con fuerza también se escucha en la ciudad rusa de Sochi, en el Décimo noveno Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.