Por María Josefina Arce
Uno de los lugares más fascinantes a los que he ido, así califica a Cuba la vicepresidenta ejecutiva del proveedor de viajes educativos Academic Travel Abroad, Chase Poffenberger, quien además aseguró que el archipiélago es uno de los sitios más seguros del mundo.
Afirmación a la que se suma el académico Peter Kornbluh, quien ha estado en territorio cubano en más de 120 ocasiones. El académico destacó, por ejemplo, que en la Mayor de las Antillas no existen bandas, ni miles de armas en las calles.
Para ellos que conocen de cerca la realidad cubana, la seguridad de sus calles y el trato afable de los cubanos, resultó increíble la advertencia de viajes emitida por la administración del presidente Donal Trump, que niega a los norteamericanos ejercer su derecho constitucional de viajar a la nación caribeña.
Tal aviso, dado a conocer por el Departamento de Estado el 29 de septiembre pasado, respondió a presuntos incidentes de salud reportados por diplomáticos que laboraban en la embajada norteamericana en Cuba, de los cuales se desconocen hasta ahora las causas, y que las autoridades norteamericanas achacan a supuestos ataques sónicos.
De hecho Estados Unidos retiró a gran parte de su personal de la embajada de La Habana y expulsó a la mayoría de los diplomáticos cubanos en Washington.
Cuba ha realizado una minuciosa investigación para esclarecer los hechos, que ha involucrado a casi dos mil personas, incluyendo a los más prestigiosos científicos del país.
Se examinaron las habitaciones de los hoteles donde vivía personal de la embajada estadounidense, se recorrió un vecindario donde muchos tenían sus hogares, se entrevistaron a 300 vecinos y se realizaron docenas de exámenes médicos para ver si otras personas fuera del cuadro diplomático se vieron afectadas.
Los cubanos también analizaron muestras de aire y suelo e incluso a los insectos de la zona, al tiempo que consideraron una gama de sustancias químicas tóxicas y la posibilidad de ondas electromagnéticas.
Pero las investigaciones tanto de Estados Unidos como de Cuba no han producido evidencia de ningún arma que pueda producir los síntomas informados.
En un foro on line sobre el tema, que se efectuó este miércoles y jueves, los participantes coincidieron en que ese pretexto fue usado por el gobierno de Washington para entorpecer la normalización de las relaciones diplomáticas con La Habana y recrudecer el bloqueo económico, comercial y financiero.
Médicos cubanos que dieron su opinión sobre el tema recordaron que los dispositivos de Cuba son para prevenir, diagnosticar y tratar, no para contravenir, atacar ni lesionar.
Ante la posibilidad manejada por varios medios de comunicación respecto al posible uso de ondas electromagnéticas en lugar de acústicas, Daniel Stolik Kovigrod, doctor en Ciencias Físicas con más de 50 años de experiencia, afirmó que lo que llega al oído, lo que es capaz de percibir el hombre es una onda sonora, una fluctuación de la presión atmosférica.
El también presidente de la Cátedra honorífica “Física y Música” de la Universidad de La Habana, enfatizó que el oído no percibe, ni es capaz de transformar ondas electromagnéticas.
La realidad es que la seria, responsable y minuciosa investigación realizada por Cuba no ha evidenciado que los diplomáticos norteamericanos hayan sido objeto de supuestos ataques sónicos, un hecho bastante dudoso, pues de los cuatro millones de turistas que han arribado este año a territorio cubano ninguno ha reportado una situación ni siquiera parecida.