por Nicanor León Cotayo
El Nuevo Herald opinó este miércoles que las nuevas regulaciones sobre Cuba afectan más a las personas que a las empresas. Pero ahora firmas estadounidenses opinan internamente que como las cosas no han cambiado mucho lo esencial de estas medidas es limitar el acercamiento entre las personas de uno y otro lado.
Nadie olvida, como asomó Obama durante su viaje a Cuba, el decisivo papel que la Casa Blanca asigna al sector privado para ir desmontando el actual sistema económico, político y social existente.
Un artículo del periodista Franco Ordoñez subraya lo escrito por el U.S.-Cuba Business Council, de la Cámara de Comercio de ese país “el gobierno de Estados Unidos en realidad trata de facilitar a las compañías norteamericanas relacionarse directamente con el sector privado cubano”.
Ello equivale a decir que está presente una intención menos comercial o de otra índole.La Corporación Publicitaria McClatchy tuvo conocimiento del referido texto, redactado en nota privada dirigida a sus miembros.
Integrantes de la bancada republicana en el Congreso, entre ellos, el senador Marco Rubio, y los representantes Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen, dieron un tibio apoyo a estas normas y culparon a los “burócratas” de minimizar las medidas.
El asistente de un legislador republicano, expresó: “el gobierno de Estados Unidos cedió a los intereses empresariales, debido a que muchos desconocen la situación en Cuba y fue fácil engatusar a algunos de sus funcionarios”, dijo la fuente.
Pero observadores alertan que si no es justo identificar a cada portador de un acuerdo comercial con Cuba, resultaría ingenuo ignorar otros intereses que se mueven en el fondo de algunas de esas transacciones.
Asesores y abogados que representan a las compañías estadounidenses que negocian con Cuba opinan que el asunto gira, en primer lugar, sobre todo hacia el turismo.
Este capítulo, con sus diversas aristas, queda abierto.
(CubaSí)