Por María Josefina Arce
Larga es la historia de la injerencia de Estados Unidos en Bolivia que va desde el apoyo a golpes militares en el siglo pasado y a gobiernos títeres, hasta acciones ilegales y de apoyo a los enemigos del proceso de cambios que vive hoy la nación andina de la mano del presidente Evo Morales.
El ejemplo más reciente es el del encargado de negocios de la embajada norteamericana en La paz, Peter Brennan, quien mueve los hilos de la conspiración política de la derecha para impedir una nueva postulación de Morales en las elecciones generales de 2019.
El funcionario estadounidense se reunió a principios de este mes con el ex presidente Carlos Mesa para expresarle su apoyo a una posible candidatura en los venideros comicios, a fin de impedir un eventual triunfo del gubernamental Movimiento al Socialismo.
Para el analista político boliviano Hugo Moldiz, Bolivia es un país que construye su soberanía económica y política y para Estados Unidos es un mal ejemplo porque es un estímulo a los pueblos y países sometidos al modelo neoliberal.
Ya a principios del pasado año cuando el referendo constitucional, Estados Unidos arreció sus acciones encubiertas para frustrar la victoria del SI que abriría las puertas a la posible reelección de Evo Morales
Un poco más atrás en 2008 el entonces embajador estadounidense, Philip Goldberg apoyó el golpe en las prefecturas de la llamada Media Luna, que comprende los departamentos de Tarija, Beni, Pando y Santa Cruz, que pretendían desmembrar a la república plurinacional.
Goldberg fue expulsado por las autoridades bolivianas ante su abierta intromisión en los asuntos internos de la nación andina, pero el encargado de negocios Brennan, se ha encargado de seguir maquinando en contubernio con la oposición contra el legítimo gobierno de Morales,
De hecho Brennan se ha atribuido el poder de opinar sobre las relaciones de amistad y cooperación que mantiene Bolivia con Venezuela, otra nación en la mira de Estados Unidos y objeto de una guerra encubierta.
Por supuesto que no son nada nuevas las acciones injerencistas norteamericanas en territorio boliviano. En el libro “BoliviaLeaks”, elaborado bajo la coordinación del entonces ministro de la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, Juan Ramón Quintana, se denuncia la profunda intromisión de Washington en el país sudamericano antes de la llegada al poder de Morales en 2006, lo que vino a cambiar radicalmente la situación.
Se detalla que el FMI, cuyo objetivo no era otro que gobernar directamente la economía nacional, se alojaba en las dependencias del Banco Central de Bolivia, al tiempo que el propio ex presidente Hugo Bánzer había decidido tener a su lado, durante sus gabinetes semanales, al Jefe de misión de ese organismo financiero internacional en territorio boliviano.
Precisa el libro que para no desentonar con la ocupación colonial, una estación de la CIA, Agencia Central de Inteligencia, poseía oficinas, equipos y sistemas de comunicación en el propio Palacio de Gobierno, autorizada nada más ni nada menos que por el ministro de la Presidencia de Carlos Mesa.
Larga es la lista de los ejemplos de la injerencia de Estados Unidos antes y durante del gobierno de Evo Morales. Ahora en diciembre Brennan será sustituido al frente de la sede diplomática por un nuevo embajador, que esperemos comprenda que Bolivia es hoy un país soberano e independiente.