Por: Roberto Morejón

Por segunda ocasión, Vietnam fue sede de una cumbre de la APEC, Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, como reflejo de la pujanza del país indochino y sus perspectivas de desarrollo productivo.

A pesar de su pródiga mano de obra, 90 millones de habitantes, Vietnam NO puede desarrollar su agricultura por los efectos de la guerra, pero con perseverancia e inteligencia logró convertirse en el máximo exportador de la ASEAN a Estados Unidos.

Se trata de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático entre cuyos integrantes destacan por su potencial negociador Tailandia, Malasia y Filipinas, ahora desplazados por el vigor de Vietnam.

Ese último país adoptó desde mil 986 una política guiada por el socialismo, accesible a las reglas del mercado, con apertura a la globalización y apego a espacios multilaterales como la Organización Mundial de Comercio.

Además de abrir el país a la inversión extranjera, las autoridades locales promueven su situación geográfica, por la cercanía de las principales rutas marítimas que conducen a Medio Oriente, Australia e Indonesia.

Con énfasis en la industrialización, Vietnam diversificó su base exportadora desde el café, té y arroz hasta pasar a artículos esenciales como calzado, textiles y ensamblaje de equipos electrónicos.

Con un superávit en su balanza comercial de tres mil millones de dólares anuales, Vietnam es hoy el segundo exportador mundial de arroz y se destaca por las ventas de petróleo y fertilizantes químicos.

Sin abandonar políticas de Estado basadas en la planificación central, este país con una mano de obra esencialmente joven alcanzó un ritmo de crecimiento económico promedio de 5 por ciento en la última década.

Las directrices trazadas en el decimosegundo Congreso del Partido Comunista efectuado un año atrás enfatizan en el desarrollo científico-tecnológico como fuerza motriz para el alza económica.

A su favor cuenta que el desempleo es mínimo, poco más de 2 por ciento, y la inflación debe mantenerse este año por debajo de cuatro por ciento, si bien es susceptible de aumentar a causa del alto consumo popular.

Con los recursos acopiados las autoridades aplicaron políticas para la reducción de la pobreza, agudizada tras las guerras contra el colonialismo y el ejército estadounidense.

Hoy ese indicador es de 11 por ciento y se ciñe básicamente al área rural, hacia donde trabaja el Estado para disminuir las diferencias con las grandes ciudades.

Con una cultura milenaria y un pueblo abnegado, Vietnam labró un progreso luminoso gracias a que sus habitantes se empinaron desde la devastación.

Con la misma entereza los vietnamitas llevan un mensaje de paz a los foros internacionales donde participan.