Por María Josefina Arce.

Signataria del Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono y del Protocolo de Montreal, Cuba trabaja desde hace décadas en la eliminación gradual de las sustancias agotadoras de ese escudo de la tierra, que protege la vida en el planeta de las dañinas radiaciones ultravioletas del sol y que en dosis elevadas acarrean grandes peligros para la salud humana, los animales y vegetales.

Entre sus riesgos conlleva un aumento de los casos de personas con cáncer de la piel, cataratas, deformación del cristalino y daños al sistema inmunológico, así como impactos severos en la agricultura, pues disminuiría el crecimiento de las plantas y los rendimientos agrícolas, entre otros fenómenos adversos.

Notables son los avances registrados por nuestro país en ese camino, destacados por expertos internacionales que los califican como un referente para América Latina y el mundo. De hecho la Mayor de las Antillas fue distinguida por la Organización de Naciones Unidas con el Premio Ozono 2017.

Cuba acabó con los CFC, clorofluoro carbonos, alones, metilo cloroformo, tetracloruro de carbono y el bromuro de metilo en la fumigación de almacenes y en el cultivo del tabaco, café, plantas ornamentales, flores, tomate y otros.

Pasos trascendentales para la eliminación gradual de esas sustancias fueron la elaboración en 1993 del Programa País y la creación de la Oficina Técnica del Ozono.

A ello se sumó la Revolución energética desarrollada a lo largo y ancho del archipiélago cubano, que permitió la sustitución de millones de aparatos domésticos, dejándose de emitir unos cuatro millones de toneladas de carbono a la atmósfera.

Entre los proyectos ejecutados por Cuba sobresale también la reconversión tecnológica de la planta encargada de producir inhaladores para asmáticos, los cuales son fabricados ahora con propelentes ecológicos.

Recientemente fue presentado en La Habana el informe Levantamiento sobre el consumo de alternativas a las sustancias agotadoras de la capa de ozono en Cuba, que ofrece una visión de cómo se encuentra el país con esas sustancias, especialmente los hidrofluorocarbonos, que además de perjudicar a la capa de ozono, favorecen el calentamiento de la atmósfera terrestre.

El censo se realizó de conjunto con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo-Cuba, Agencia de Energía Nuclear y Tecnología de Avanza, Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente, la Oficina Técnica del Ozono y otros organismos colaboradores del proyecto.

La confección de este documento forma parte de las acciones para proteger la capa de ozono que ejecuta el país y entre las que se inscriben también los programas de educación ambiental para niños y jóvenes, y actividades educativas y de difusión del conocimiento.

Asimismo se han capacitado en estos temas a miles de especialistas, técnicos, obreros calificados de los sectores de la refrigeración y la climatización, aduana, agricultura, sanidad vegetal y salud pública, entre otros.

El gobierno cubano está seriamente comprometido con el cuidado del escudo protector de la tierra y por eso, cumple con rigor todos los convenios y protocolos internacionales, asumidos a fin de disminuir y eliminar en el tiempo establecido el empleo de sustancias que afecten el medio ambiente.