Por: Guillermo Alvarado

Cuba dio una contundente y ejemplar respuesta a legisladores y funcionarios del gobierno de Estados Unidos, que se mantienen empecinados en responsabilizar a la Mayor de las Antillas por supuestos ataques contra personal de la embajada del país norteño en La Habana, que habrían sufrido problemas de salud por agresiones con un arma sónica, que hasta ahora sólo existe en la fantasía de unas cuantas mentes.

El 9 de enero se realizó en Washington una audiencia en el Subcomité del hemisferio Occidental del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, organizada por el senador republicano de Florida, Marco Rubio y copresidida por el senador demócrata de Nueva Jersey, Robert Menéndez.

Ambos sujetos, con un amplio historial de acciones contra el pueblo de Cuba, pretendieron en esa reunión mantener viva la versión de estos ataques y desestimar criterios de mentes lúcidas, como el senador, por cierto también del Partido Republicano, Jeff Flake, quien aseguró hace pocos días que no hay pruebas de que nadie haya tratado intencionalmente de hacer daño a alguien.

Flake también citó un informe aún no publicado del Buró Federal de Investigaciones, el FBI por sus siglas en inglés, donde se asegura que tras cuatro viajes a Cuba y exhaustivas investigaciones, sus agentes no hallaron evidencia alguna de que las misteriosas enfermedades sufridas por los diplomáticos estadounidenses sean el resultado de ataques, de cualquier tipo que estos sean.

No obstante, Rubio y Menéndez, quienes parecen creer pies juntillas que una mentira repetida mil veces puede convertirse en verdad, insistieron en utilizar el término “ataque” y en acusar a Cuba por esos hechos. Recordemos aquí que hasta el momento el gobierno estadounidense no ha presentado a ninguna de las supuestas víctimas, ni ha difundido las investigaciones sobre el caso, si es que las hay.

Ante este panorama, la Directora General para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Josefina Vidal, aseguró que “A nadie le sorprenden las acusaciones infundadas ni las fabricaciones de los senadores anticubanos, cuya única agenda política a lo largo de los años ha sido llevar a nuestros dos países hacia una confrontación, sin importarles las consecuencias. Su total falta de escrúpulos y credibilidad es reconocida”.

Agregó que el Departamento de Estado norteamericano no tiene evidencias que le permita afirmar que ha habido ataques contra sus diplomáticos en La Habana, ni que Cuba pueda ser responsable o tener conocimiento de acciones de terceros.

Puntualizó Josefina Vidal que “Cuba nunca ha perpetrado ni perpetrará, ni ha permitido ni permitirá que terceros actúen contra la integridad física de ningún diplomático sin excepción. El gobierno cubano tiene conciencia de sus responsabilidades y las cumple de manera ejemplar”.

Y es que cuando uno escucha a Marco Rubio y otros de su especie repetir sin ruborizarse mentiras que ya no engañan a nadie, no puede sino recordar aquella frase que define a un ser obcecado, sectario y obtuso: Si la realidad no concuerda con mis ideas, tanto peor para ella”. FIN