Por: Roberto Morejón
La epidemia de influenza en varias regiones del mundo ha tenido particular impacto en Estados Unidos, donde profesionales de la salud alertaron sobre las consecuencias en sectores vulnerables, especialmente los de menos recursos.
La Organización Mundial de la Salud reveló que los fallecimientos por el avance de la influenza en el planeta ocurren esencialmente en personas de más de 75 años, infantes y residentes en zonas con alta pobreza.
Los expertos caracterizaron la enfermedad como una infección viral propagada fácilmente y muy compleja cuando los pacientes padecen enfermedades respiratorias y cardíacas.
Igualmente las víctimas suelen agravarse si sufren desnutrición y deficiencias inmunológicas, como es común en personas pobres.
El país más rico del mundo, Estados Unidos, NO está exento del peligro por el auge de la influenza del tipo H3N2 al persistir sectores económicamente vulnerables.
Si bien la pobreza declinó allí en los últimos 50 años, perdura la desigualdad social y muchas familias lamentan los altos costos de los alquileres, seguro médico y algunos alimentos.
La Oficina del Censo de Estados Unidos precisó que uno de cada cinco residentes en el estado de California sufre dificultades económicas atendiendo al costo de la vida.
El problema NO es privativo de ese territorio porque en Estados Unidos se reportan más de 40 millones de pobres, 13 por ciento de la población, y de ese total unos 13, 3 millones son niños.
El monto de personas en niveles de precariedad asombra a los analistas porque la tasa de desempleo es baja, de poco más de 4 por ciento.
Sin embargo, muchos hogares reciben pocos beneficios porque los salarios de los que dependen tienen bajo poder adquisitivo.
La verdad es irrebatible y golpea con ensañamiento a una parte de la infancia, como corroboran entidades internacionales.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico informó que durante la primera década del siglo veintiuno Estados Unidos fue el país con mayor riesgo de mortalidad para niños, desde el nacimiento hasta el primer año de vida, al compararlo con otras naciones opulentas.
El estudio se publicó tres meses después de que el Congreso permitiera que expiraran los fondos para el programa de seguro de salud para niños, capaz de brindarle una cobertura médica a nueve millones de infantes de bajos ingresos.
Se trata de una realidad poco divulgada de un país con abundantes recursos desigualmente distribuidos, de ahí que aumente la inquietud ante la epidemia de influenza que cobró la vida de casi 30 niños y colapsó los servicios de varios hospitales. FIN