Por María Josefina Arce
El gran reto de la Agenda 2030 para el Desarrollo sostenible es la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones, una meta que, de acuerdo con la ONU, presenta avances muy desiguales en el mundo, por lo que es necesario promover políticas sociales y de protección que lleguen a todos por igual, en particular a los sectores más vulnerables.
La secretaria general adjunta de Naciones Unidas, Amina Mohammed, señaló que millones regresan a la pobreza cada año debido a crisis económicas, ambientales, de salud y otras.
Al intervenir en la 56 sesión de la Comisión de Desarrollo Social de la ONU, apuntó que resultan particularmente preocupantes los elevados niveles de pobreza entre las mujeres y los niños, los grupos indígenas, los ancianos y las personas con discapacidades.
En América Latina que tras la llegada al poder de gobiernos progresistas se avanzó en la lucha contra ese flagelo, el retorno de algunas naciones a políticas neoliberalismo ha significado un retroceso en esta materia.
El Panorama Social de la CEPAL, Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe, dio a conocer en diciembre pasado un informe que confirma que los niveles de pobreza e indigencia aumentaron en la región después de una década de reducción en la mayoría de los países.
El documento precisa que de 168 millones de personas en esta situación en 2014, ya un año después esa cifra aumentó a 178 millones y en 2016 ya era de 186 millones.
La CEPAL como la ONU alerta que la pobreza sigue afectando con especial fuerza a los niños y mujeres.
Brasil es una de las naciones del área que ha experimentado un retroceso. Luego de sustanciales avances en la lucha contra la pobreza de los gobiernos del Partido de los Trabajadores hoy la nación sudamericana vuelve a tener un alto índice de personas que no tienen para satisfacer sus más elementales necesidades.
Bajo los mandatos de Inacio Lula Da Silva y Dilma Rousseff cerca de unos cincuenta millones de brasileños salieron de la pobreza, además, fue registrado un crecimiento de las clases medias de la población, gracias al aumento de los puestos de trabajo y a la aplicación de programas sociales que aseguraron la inclusión.
En la actualidad bajo el gobierno del presidente de facto Michel Temer solo en el 2016, entre 2,5 y 3,6 millones de personas cayeron por debajo del umbral de la pobreza. De acuerdo con los economistas la elevada cifra de desempleo y los recortes en programas sociales clave exacerban este problema.
Argentina es otra de las naciones latinoamericanas que hoy registra índices alarmantes. La llegada al poder de Mauricio Macri ha llevado a que en dos años se hayan generado más de un millón 500 MIL nuevos pobres y unos 600.000 indigentes adicionales, mientras que el desempleo está cerca del nueve por ciento.
Un estudio de la Universidad Católica Argentina reveló que en 2017 el 10 % de los niños hasta 14 años eran indigentes, y en los jóvenes de 15 a 29 años, el 6,6 %.
El informe señala que el sector más rico se queda con el 31,8 % de los ingresos, mientras que los más pobres sólo obtienen el 1,7 %.
Para la ONU acelerar el crecimiento económico inclusivo y equitativo, y el desarrollo sostenible, incluido el pleno empleo productivo y el trabajo decente para todos, contribuirá a reducir las desigualdades y avanzar en la consecución del objetivo de la Agenda 2030 de eliminar la pobreza.