Por: Guillermo Alvarado
A pesar de las maniobras de la derecha económica y política de Brasil, en contubernio con un sistema de justicia muy acomodaticio, para sacar de la carrera electoral al expresidente Luis Inacio Lula da Silva, éste se mantiene a la cabeza de las preferencias de la ciudadanía según con un sondeo realizado después de que un tribunal de apelaciones ratificó y aumentó una condena contra el, basada en presunciones y carente de toda prueba.
Ya lo había dicho el antiguo jefe de Estado, que entre más lo acosen, más subirá en las encuestas y la vida está demostrando que constituye hoy por hoy el político más apreciado por la población brasileña.
El sondeo fue realizado por la empresa Datafolha, una firma de reconocido prestigio fundada en 1983 como departamento de investigación e informática del diario Folha de Sao Paulo, hasta convertirse poco después en un grupo independiente de análisis.
De acuerdo con los datos, Lula tiene entre 34 y 37 por ciento de intención de voto a su favor y su inmediato seguidor, Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal, apenas alcanza los 16 puntos.
En una hipotética segunda vuelta, el líder del Partido de los Trabajadores vencería a Bolsonaro por 49 por ciento de sufragios contra 32. Más aún, Lula da Silva ganaría en la ronda definitiva contra cualquiera de los candidatos conocidos hasta hoy que buscan la presidencia del país más grande de nuestra región, lo que da una idea de la solidez de su posición.
Claro que para ello hace falta que pueda participar en los comicios, programados para el 7 de octubre, algo que podría no ocurrir si los aparatos de justicia insisten en que, una vez ratificada y ampliada la condena por supuesta corrupción a 12 años y un mes, deba ingresar en prisión, lo cual lo privaría de sus derechos políticos.
Recordemos que el caso fue instrumentado por el juez Sergio Moro en base a una denuncia jamás demostrada con evidencias concretas de que la empresa constructora OAS le entregó al exmandatario como soborno un apartamento en un balneario vecino a Sao Paulo. No existe ningún documento al respecto y la vivienda en cuestión siempre ha estado a nombre de la firma y jamás al de Lula, pero el magistrado Moro afirma tener la “convicción” de que el delito existió.
El caso es tan enrevesado que tras decidirse la subasta del apartamento, el mismo juez Moro no sabe a quién debe entregarse el dinero obtenido, si a la supuesta víctima del caso, la firma Petrobras, o a la empresa constructora, o al mismo Lula da Silva, lo que demuestra que se trata de un proceso absurdo donde no existen pruebas de nada.
Pero aún si ocurriese que Lula vaya a la cárcel, ni siquiera así lograrán sacarlo de la vida política, porque la encuesta de Datafolha indica que la mayoría de los entrevistados dijeron que si acaso no puede ser el candidato, votarán por la persona que él indique o proponga.
No importan los esfuerzos de la derecha, de la justicia torcida o de los grandes consorcios mediáticos, porque a pesar de que se le quiere atar de pies y manos, Luis Inacio Lula da Silva, sin embargo, se mueve.