Por: Roberto Morejón
Estados Unidos y su virtual apéndice el Grupo de Lima redoblan los ataques contra Venezuela en momentos en que el gobierno constitucional de ese país se apresta a organizar elecciones transparentes y democráticas, a cuya convocatoria la oposición duda sumarse.
Durante su pregonado viaje por países de América Latina y el Caribe, el secretario norteamericano de Estado Rex Tillerson vociferó el verdadero objetivo del desplazamiento, coordinar mayores sanciones contra Venezuela, incluso en la esfera energética. Fue un periplo que recordó otros similares realizados antaño por los emisarios del imperio, para imponer el punto de vista de Washington ante situaciones específicas.
Desafortunadamente, persisten en Nuestra América gobiernos de países encantados con marchar sintonizados con los delirios de Estados Unidos. El llamado Grupo de Lima, establecido ante la imposibilidad de sancionar a Venezuela en el seno de la OEA, acaba de ser convocado a una nueva reunión en la capital peruana, para debatir un asunto que NO les compete, la programación de elecciones presidenciales en aquel país para el 22 de abril.
Perú convocó al nuevo foro antivenezolano inmediatamente después de la permanencia de Tillerson en Lima, por lo que responde a las señales emitidas por el secretario norteamericano de Estado, quien, insólitamente, enalteció recientemente la Doctrina Monroe. Aquel engendro de “América para los Americanos” tiene para Tillerson y su jefe, el presidente Donald Trump, la mayor actualidad, por eso se atrevió a pronunciarse por un golpe de estado militar contra la Revolución Bolivariana.
Esa eventualidad fue rechazada enérgicamente por las Fuerzas Armadas de Venezuela que acompañan al gobierno constitucional de Nicolás Maduro en la búsqueda de la paz.
Para alcanzar el sosiego, el gobierno de Maduro aceptó firmar un acuerdo con la beligerante oposición encabezada en las negociaciones por Julio Borges, pero este señor se negó finalmente a suscribirlo después de aceptar gran parte de sus enunciados. Todos los indicios apuntan a exigencias foráneas para que Borges NO rubricara la pauta convenida y añadiera exigencias suplementarias, sobre las cuales Maduro NO se niega a discutir.
En un acto que subraya su estrecha vinculación con las masas, el Primer Mandatario venezolano convocó al pueblo a participar en una masiva jornada de firma del acuerdo de convivencia democrática derivado de la mesa de diálogo en Santo Domingo.
Mientras los opositores naufragan en divisiones internas y ante tantas presiones de Estados Unidos y su subordinado Grupo de Lima, el gobierno venezolano se apega a las masas, o sea, la mayor expresión de democracia posible.