Por: Roberto morejón
La agricultura urbana, suburbana y familiar trata de vencer obstáculos para continuar en Cuba los aportes de hortalizas, condimentos frescos y plantas medicinales.
Ese tipo de labranza surgió como sistema organizado en mil 997, pero sus antecedentes se remontan 10 años antes, cuando el general de ejército Raúl Castro, entonces ministro de las Fuerzas Armadas, propuso generalizar los organóponicos.
Los entendidos aconsejan progresar en el empeño porque así lo requiere este país pobre y bloqueado, aunque la FAO, Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, lo recomienda mundialmente.
En el caso de Cuba, los huracanes, la sequía y las limitaciones de recursos colocaron imprevistos en el éxito de la agricultura urbana, suburbana y familiar, aunque existen técnicos preparados para insistir en el objetivo.
Durante 2017 los labriegos afrontaron los daños ocasionados por el paso del huracán Irma por 13 provincias, al afectarse 377 hectáreas de cultivos en organopónicos y mil 345 en huertos intensivos.
Sin embargo, los campesinos y obreros agrícolas se sobrepusieron y suministraron en 2017 un millón 268 mil 276 toneladas de hortalizas y condimentos frescos, ligeramente por encima del plan.
Si bien los resultados están por debajo de las necesidades, vale destacar el apoyo a los territorios perjudicados por los embates del fenómeno meteorológico.
Los estrategas de esta rama agrícola tienen una agenda actualizada para mantener su vitalidad así como perfeccionar y fortalecer el movimiento a partir de enfoques agroecológicos y de sostenibilidad local, pues NO se puede contar con toda la tecnología imprescindible. NO obstante, los cubanos lograron equipar con maquinaria para la transportación de abonos orgánicos a 88 municipios.
Las iniciativas para el fortalecimiento de la agricultura urbana, suburbana y familiar contemplan asimismo la introducción de nuevas especies y variedades de frutales.
Cuba considera un acierto disponer de 175 clases de fármacos naturales procedentes de las siembras territoriales próximas a ciudades y poblados que integran el cuadro básico de 800 medicamentos del país.
Para continuar por esa línea de aciertos resta reducir las superficies ociosas que suman más de 41mil hectáreas e incrementar la estabilidad de los surtidos durante todo el año, a partir de una explotación más eficiente de 10 mil hectáreas de organopónicos, huertos intensivos y parcelas.
Con inversiones valoradas en 96 millones de dólares hasta 2020, la asistencia internacional y créditos estatales, los cubanos impulsan la agricultura urbana, sururbana y familiar como un respaldo a los esfuerzos por paliar la deficitaria producción nacional de alimentos.