Por: Guillermo Alvarado
Aunque falta poco más de un mes para el comienzo oficial de la campaña electoral en México, fijado el 30 de marzo próximo, ya la contienda está calentando motores en un ambiente matizado por las dificultades económicas, la violencia endémica y el descontento de la población hacia los partidos tradicionales.
Por el momento la mayor parte de las encuestas sitúan a la cabeza en la intención de voto a Andrés Manuel López Obrador, candidato de una coalición de organizaciones progresistas creada alrededor del Movimiento de Renovación Nacional, MORENA.
Es la primera vez que un candidato de izquierda marcha al frente en los sondeos, lo que muchos interpretan como muestra de la exasperación de la sociedad con los partidos que gobernaron en los últimos años, cuando se destaparon numerosos escándalos de corrupción, se agudizaron la pobreza y las desigualdades y se disparó la violencia.
En segundo lugar se ubica Ricardo Anaya, del conservador Partido Acción Nacional, que logró una inédita alianza con el Partido de la Revolución Democrática, considerado hasta hace poco como progresista.
La insólita coalición despertó agudas críticas en ambos lados del espectro político mexicano y hasta el momento no ha dado muestras de incrementar el caudal de votos de Anaya, que para colmo se vio envuelto en las últimas horas en un escándalo de corrupción, que podría tener un elevado costo en sus aspiraciones de ocupar la presidencia en los comicios del 1 de julio.
Tercero en el listado, y realmente con escasas posibilidades, está José Antonio Meade, un empresario propuesto por el Partido Revolucionario Institucional, PRI, a pesar de no militar en esa agrupación que, sin embargo, le hereda un enorme peso por el desprestigio acumulado alrededor del actual presidente Enrique Peña Nieto.
Estas son las principales figuras que animarán la contienda, si bien hay otras que podrían tener algún protagonismo marginal, como Margarita Zavala, esposa del expresidente de tristes recuerdos Felipe Calderón, o Jaime Rodríguez, exgobernador de Nuevo León, cuyo discurso es el más antisistémico de todos los candidatos.
Además del descontento popular con los políticos tradicionales, la campaña está ensombrecida por el panorama económico. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía, el año pasado el Producto Interno Bruto creció en dos puntos, lejos de los 2.9 de 2016, y con un importante retroceso en la construcción y la minería, que incluye la extracción de petróleo, antes el principal recurso nacional.
La violencia que castiga con dureza a la sociedad mexicana tuvo también un impacto en el turismo, que cayó 2,2 por ciento en plena temporada de verano, de julio a septiembre de 2017.
Especialistas, entre ellos Roy Campos, fundador de la consultora Mitofsky, prevén que con el paso de los días la contienda será más agresiva, sobre todo contra López Obrador, víctima de una guerra mediática implacable, llena de mentiras y rumores para tratar de sacarlo de la carrera hacia Los Pinos, como se conoce a la residencia presidencial mexicana, y evitar que una alternativa esperanzadora se instale en esa hermana nación.