Por María Josefina Arce
En la historia de injerencia de Estados Unidos en América Latina y el Caribe y la subordinación de algunas naciones a sus dictámenes el guión se repite. Y si no veamos que ahora se dirigen hacia Venezuela los mismos ataques que durante décadas tuvieron como objetivo a Cuba.
Contra la Mayor de las Antillas se intentó su aislamiento en el mundo y sobre todo en el hemisferio, con su expulsión de la OEA, Organización de Estados Americanos, y el bloqueo a su participación en las denominadas Cumbres de las Américas, donde era el único país del área ausente.
Es en la actualidad a Venezuela a la que se le intenta también arrebatar su derecho a participar en la cita hemisférica que en abril próximo tendrá como sede a Perú, país que anunció recientemente que retiraba la invitación al presidente venezolano, Nicolás Maduro.
La criticada decisión del gobierno peruano solo es apoyada por el denominado Grupo de Lima, una minoría de naciones latinoamericanas alineadas con Washington, y que en varios encuentros ha abordado siempre cómo atacar a Caracas sirviendo a los dictados de la Casa Blanca.
Pero el anuncio sigue recibiendo numerosas críticas, incluso de la prensa y varios sectores de la sociedad peruana. Los analistas estiman que además de plegarse a los dictámenes norteamericanos, el presidente Pedro Pablo Kuczinsky busca sacar del interés público el tema de su destitución parlamentaria, que impulsan diversas fuerzas.
Humberto Morales, parlamentario por el Frente Amplio de Perú, consideró “vergonzoso” que el gobierno peruano anuncie que Maduro ya no era bienvenido en la mencionada cumbre, mientras recibe al presidente norteamericano, Donald Trump.
Precisamente esa organización presentó una moción de rechazo a la participación del inquilino de la Casa Blanca en la octava edición de la Cumbre de las Américas, al que propuso se declare persona non grata.
Asimismo, en una declaración, Cuba señaló que la decisión tomada por el gobierno de Perú contra Venezuela no es ajena a las declaraciones del secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, durante su gira por varios países de la región, cuando declaró la plena vigencia de la Doctrina Monroe, el más notorio instrumento del intervencionismo imperialista norteamericano en nuestra región; llamó a un golpe militar contra el Gobierno constitucional de Venezuela y abogó por endurecer las sanciones contra ese país.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, por su parte, manifestó que no tiene sentido ni lógica, excluir a Venezuela de la reunión. Esa decisión, afirmó, rompe lo que es el principio del respeto a la Carta de Naciones Unidas, del respeto a todo lo que son las normas internacionales'.
Mientras la vicepresidenta de Ecuador, María Alejandra Vicuña, consideró que Venezuela debe estar en la Cumbre de las Américas. al tiempo que rechazó cualquier injerencia en los asuntos internos de la la nación sudamericana.
La realidad es que Venezuela es objeto de constantes agresiones para echar por tierra loa avances de la revolución bolivariana, como ha intentado siempre infructuosamente Estados Unidos con Cuba.
De hecho el canciller venezolano, Jorge Arreaza, denunció ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que su país es víctima de una intensa campaña de Estados Unidos para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro, que ha incluido más de 100 ataques directos en menos de dos meses.