Por María Josefina Arce.
Los resultados de los comicios legislativos y municipales de este domingo en El Salvador son un reflejo de lo que viene aconteciendo en América Latina en los últimos años. La derecha, alentada y apoyada por Estados Unidos, desarrolla una campaña contra los gobiernos progresistas para retomar el poder y volver a las políticas neoliberales.
Tras ser procesada gran parte de las boletas, el derechista ARENA, Alianza Republicana Nacionalista, aparece como el ganador de los comicios, marcados por el abstencionismo y el voto nulo.
Según las actuales proyecciones, Arena ganó en 11 de los 14 departamentos salvadoreños, así como una mayoría en el Parlamento que representa una amenaza para los programas sociales que ha puesto en marcha el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador en favor de los sectores más vulnerables, esos que precisamente durante las dos décadas de gobiernos derechista fueron marginados y olvidados.
Ahora tras los resultados de las elecciones, que muchos ven como un termómetro de cara a los comicios presidenciales de 2019, esas iniciativas a favor de la mayoría del pueblo salvadoreño podrían tener sus días contados.
Son múltiples las diferencias entre los gobiernos del Frente y los de ARENA. De hecho son difíciles de olvidar los veinte años de administraciones areneras, marcadas por la corrupción, escándalos, inseguridad, pobreza y el analfabetismo.
Con el partido de derecha en el gobierno los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres, se incentivaron las privatizaciones y se sometió al país a los dictámenes de las sucesivas administraciones norteamericanas.
Antes de 2009, fecha en que el Frente llegó a la presidencia, el 35 por ciento de la población salvadoreña, de más de cinco millones de personas, vivía en la pobreza.
El Frente en el poder, sin dudas, ha marcado la diferencia, pues ha buscado empoderar a los pobres y la clase media. Se aumentaron los gastos sociales y se creó el Sistema de Protección Social que en todo momento la derecha buscó frenar.
Como opinan muchos el Frente ha luchado en estos casi diez años de mandato por desarticular la economía de privilegios que crearon los gobiernos de Arena, que privatizaron las ganancias y repartieron las pérdidas.
Para el Frente ha sido muy duro gobernar, ante la resistencia y el boicot de la derecha a sus proyectos a favor del pueblo, pero con tenacidad y sobre todo, compromiso ha ido llevando adelante su programa social.
No se puede negar que los resultados de las elecciones de este domingo han sido un golpe para el Frente, pues perdió puntos claves como la alcaldía de San Salvador que ahora estará en manos de Ernesto Muyshondt, controvertida figura dentro de la propia formación tricolor y de quien se dice, está vinculado a las estructuras criminales.
También tendrá que sortear fuertes obstáculos para continuar con sus planes de cambiar El Salvador y convertirlo en un país para todos y no solo unos pocos, que durante años se dedicaron a saquearlo y a engrosar sus arcas privadas.
Pero con la madurez de años y años de lucha y una gran responsabilidad política el Frente está decidido a continuar con su proyecto social. Dispuesto a aprender de los errores y escuchar a la gente para seguir trabajando en función del pueblo es la postura asumida por el actual gobierno de El Salvador, que con calma y con humildad, reconoció el duro mensaje enviado por la ciudadanía en las urnas.