Por: Guillermo Alvarado
En los cuatro puntos cardinales del planeta se rinde homenaje hoy al comandante Hugo Chávez Frías, cuando se cumplen cinco años de la desaparición física de uno de los políticos más importantes de su patria, Venezuela, y de toda la América Latina y El Caribe, donde su huella permanece más firme y más necesaria que nunca.
Es muy difícil hacer un compendio de la obra del fundador de la Revolución Bolivariana por su impacto y profundidad, no sólo desde el punto de vista material o físico, sino también desde el ideológico porque cambió el modo de hacer política y le imprimió una dinámica nueva a las relaciones internacionales.
Chávez vino al mundo el 28 de julio de 1954 y conoció la pobreza en su natal Sabanera, en el estado de Barinas, aunque emergió de ella sin amargura, porque comprendió de la mano de su abuela paterna, Rosa Inés, que ésta no es una fatalidad ni una opción, sino el resultado de un sistema que se debe, y se puede cambiar.
Con estas ideas intentó una sublevación militar el 4 de febrero de 1992 para deponer al gobierno corrupto de Carlos Andrés Pérez. Luego de varias horas debió reconocer que los objetivos propuestos no se habían alcanzado, “por ahora”.
Liberado en 1994, se lanzó a la lucha política y logró una contundente victoria en las elecciones presidenciales de 1998. El 2 de febrero de 1999 juró su cargo sobre una “constitución moribunda”, que ya no cumplía ningún papel en la sociedad que comenzaba a nacer, e inició la ardua etapa de transformaciones que lo hizo inmortal.
De lo que construyó en 13 años, como reducir la pobreza, llevar los servicios de salud a los sitios más recónditos y los barrios marginales, dar oportunidades de educación con calidad a millones de excluidos, abrir empleos y construir infraestructura hablan las estadísticas, no sólo las locales, sino que también de organismos como el Banco Mundial, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y la Unesco.
En el plano ideológico su logro más importante es haberle dado patria a los eternos olvidados, devolverles el orgullo de ser venezolanos a los que fueron marginados y explotados por los políticos tradicionales.
Con Hugo Chávez se logró un hermanamiento profundo con la Revolución Cubana, del que emanaron frutos como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, el ALBA, que hoy le rinde merecido homenaje en Caracas junto a más de 300 delegados de 95 países.
Cada tema merece comentario aparte, pero sin Chávez no podríamos hablar hoy de la Operación Milagro, de Petrocaribe, de la Unión de Naciones Sudamericanas, ni de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
A cinco años de su partida física graves peligros amenazan a la Patria Grande latinoamericana, pero con su guía y ejemplo, al lado de Fidel, Martí, el Ché Guevara, Sandino, Bolívar y tantos otros grandes hijos de nuestro continente, no habrá dificultad ni excusa alguna que nos impida alcanzar los sueños de los que plantaron las raíces de un mundo mejor para todos.