Por: Guillermo Alvarado
En medio de un creciente descontento por la situación económica y social en Argentina, así como reiteradas denuncias de corrupción entre algunos miembros de su gabinete, el presidente Mauricio Macri confirmó sus intenciones de postularse para un segundo período en las elecciones que se realizarán en 2019.
La noticia no es nueva, pues ya en octubre de 2016, cuando apenas tenía 10 meses en el cargo, el gobernante dijo que no descartaba en absoluto presentarse de nuevo a los comicios.
Sucede que de entonces para acá ha transcurrido más de un año y el malestar es cada día más patente, así como la evidencia de los daños que sus políticas neoliberales están causando entre la población, mientras los privilegios se concentran en los sectores más poderosos, entre ellos los productores de soja y carne y los grandes consorcios de la información, como el grupo Clarín.
De acuerdo con especialistas, la pobreza creció en Argentina del 24 al 36 por ciento durante la actual administración, lo cual significa que 4,8 millones de personas se incorporaron a esta situación.
De acuerdo con un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, en la nación austral el 47 por ciento de los niños viven en la pobreza y de ellos el 10,8, es decir un millón 300 mil infantes, están en la miseria y sus padres carecen de recursos para dar respuesta a sus necesidades básicas.
Un informe de la consultora internacional Kantar Worldpanel, citado por el diario mexicano La Jornada, revela que el consumo cayó en 10.2 puntos entre enero de 2016 y el mismo mes de 2018, y que esta pérdida se concentra en el 30 por ciento más frágil de la población.
Aún así, el gobierno de Macri insiste en aplicar medidas de corte neoliberal, que implican más deterioro en el ingreso de los trabajadores y la pérdida de empleos.
El 31 de diciembre pasado, justo cuando se publicaron las más recientes estadísticas oficiales, la encargada de hacer las mediciones de empleo y pobreza, Cynthia Pok, renunció por las presiones que recibía para “maquillar” estos datos.
Al mismo tiempo se confirmaron las denuncias de que el ministro de Economía y amigo íntimo del presidente, Luis Caputo, fue uno de los propietarios de la empresa Noctua Partners, con oficinas en las ciudades estadounidenses de Miami y Delaware, que se dedica a administrar fondos de inversiones depositados en paraísos fiscales.
Caputo dejó la empresa cuando fue nombrado miembro del gabinete, pero “olvidó” mencionar el hecho en su declaración jurada de patrimonio lo que, entre otras cosas, es un delito fiscal.
Indudablemente los grandes medios de comunicación harán todo lo posible para que la gente desconozca o minimice estas informaciones, pero el desastre que ha significado el gobierno de Macri es tan grande, que resulta muy difícil taparlo sin olvidar aquello de que “poderoso caballero es don dinero”, así que habrá que esperar y ver que pasa.