Por: Guillermo Alvarado

A tres años y medio de la desaparición forzada de 43 estudiantes de una escuela formadora de maestros del municipio mexicano de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, el dolor de los sobrevivientes de esta tragedia y de los familiares de las víctimas se mantiene igual que el primer día, mientras el gobierno insiste en soslayar una explicación creíble del caso.

Un estudio denominado "Yo sólo quería que amaneciera. Impactos psicosociales del Caso Ayotzinapa", elaborado por un grupo interdisciplinario por recomendación de organizaciones humanitarias, señala que las personas afectadas por ese crimen colectivo han sufrido cambios profundos en su vida y muchos inclusive se vieron obligados a abandonar su lugar de origen.

El documento asegura que los padres, madres y familiares de los 43 estudiantes viven una especie de duelo congelado porque no saben si sus hijos están vivos o muertos, lo cual les ocasiona traumas psicosociales difíciles de superar.

Algunos de los secuestrados tenían hijos que ahora padecen de una ausencia inexplicable para ellos, que no pueden transformar en una pérdida definitiva y se convierte en una espera permanente, pero casi sin esperanzas.

Todo ello genera angustia, dolor y tristeza que contrastan con la actitud del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que insiste en evitar un compromiso con la verdad que debería llevar a un resarcimiento a los familiares.

En ese sentido interpretan los padres de los desaparecidos la reciente captura de un supuesto implicado directamente con los hechos, un sujeto identificado por las autoridades como Erick Uriel y apodado “la rana”.

Según la versión oficial, esta sería la persona que recibió a los estudiantes en un basurero ubicado en el vecino poblado de Cocula, donde habrían sido ejecutados y luego sus cadáveres incinerados y las cenizas lanzadas a un río cercano.

Aseguran los familiares que esta captura no significa absolutamente ningún avance en la solución del caso, sino que está destinada a mantener la teoría, refutada con pruebas científicas, de que los cuerpos fueron calcinados en ese lugar.

Una comisión independiente determinó que en los alrededores del basurero no había el combustible suficiente para reducir 43 cuerpos a cenizas. Además, la potencia del fuego necesario habría dejado huellas indelebles en el sitio, algo que no ocurrió.

"A 41 meses nos quieren engañar a los padres y al pueblo de México", reclamó Cristina Bautista, madre de uno de los normalistas desaparecidos la noche del 26 de septiembre de 2014.

De acuerdo con Bautista, al mantener esa versión el gobierno pretende hacer recaer toda la responsabilidad sobre la banda criminal “guerreros unidos” y la policía local y eximir a corporaciones de carácter federal.

El caso Ayotzinapa puso a México en el centro de la atención mundial, pero no es el único, pues de acuerdo con datos oficiales entre 2007 y octubre de 2017 en ese país han desaparecido 33 mil personas de las que, desafortunadamente, se habla poco.