Por: Guillermo Alvarado

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está cada vez más solo en su intención de abandonar el acuerdo nuclear firmado por seis potencias con Irán, un instrumento considerado indispensable para garantizar la paz y la estabilidad en toda la región del Oriente Medio y, quizás, del planeta entero.

Se trata de un asunto que salió de nuevo a colación durante la reciente visita que hizo a Washington el presidente de Francia, Enmanuel Macrón, quien abordó el tema con su anfitrión e, incluso, se salió del guión previsto por la Unión Europea al sugerir una revisión del tratado firmado en 2015 y que puso fin a una crisis de grandes proporciones entre occidente y Teherán.

No sirvieron de mucho las edulcoradas palabras de Macrón, pues Trump sacó su grosera verborrea al calificar el pacto de “ridículo, demencial y ruinoso” y agregó que “si Irán nos amenaza, pagará un precio que muy pocos países han pagado”.

El acuerdo en cuestión, cuyo nombre oficial es Plan de Acción Conjunto y Completo, se rubricó en Viena, Austria, el 14 de julio de 2015 entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y China, más Alemania y la Unión Europea como bloque.

Teherán se comprometió a reducir la producción de uranio enriquecido al 3,67 por ciento durante 15 años, no construir ningún nuevo reactor nuclear de agua pesada en el mismo plazo y abrir sus instalaciones a la inspección del Organismo Internacional de Energía Atómica.

A cambio, las potencias occidentales levantaron las sanciones impuestas con el pretexto de que el programa nuclear iraní tenía propósitos militares, a pesar de que este país siempre lo negó.

Durante la campaña electoral y luego ya en la Casa Blanca, Trump atacó este instrumento y recientemente puso como plazo el 12 de mayo para anunciar que lo abandonaría, lo que ha provocado una airada reacción internacional.

El gobierno iraní advirtió que si eso ocurre, abrirá de inmediato sus centrales atómicas y se retirará del Acuerdo de no Proliferación Nuclear.

Rusia y China también advirtieron a Washington de los peligros de semejante situación, que empujaría al Oriente Medio a una nueva crisis de alto riesgo.

La Unión Europea dejó solo a Macrón en su idea de revisar el acuerdo y por medio de la encargada de Asuntos Internacionales, Federica Mogherini, dijo que el tratado tal y como está funciona y no necesita una renegociación, al tiempo que criticó las amenazas del presidente de Estados Unidos.

Más aún, Jens Stoltenberg, secretario general de la belicista OTAN, organización genéticamente íntima de Washington, dejó solo a Trump e insistió en que el pacto con Irán debe ser respetado e implementado adecuadamente.

El presidente de Estados Unidos debiera recordar aquella sentencia que dice que cuando todo el mundo coincide en dirección opuesta a tus ideas, lo más seguro es que seas tú quien está equivocado.  En todo caso, aquí lo único “ridículo, demencial y ruinoso” es el intento de Donald Trump de poner fin a un instrumento que dio un respiro de alivio a toda la humanidad.