Cuando despertaron, el FMI ya estaba allí

Editado por Maite González Martínez
2018-05-12 08:41:58

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Foto / Hoy Novedades

Por: Guillermo Alvarado

Recordarán sin duda amigos el cuento más breve del mundo, del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, quien nos narra toda una historia con extraordinario laconismo al decir: “cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, ni una palabra de más, ni una de menos.

La historia me vino a la mente por el amargo despertar que tuvieron esta semana muchos argentinos, que habían dormido el plácido sueño que les vendió el presidente Mauricio Macri, quien más que un cambio les entregó un salto al pasado, a los años más oscuros de una crisis cuando el país perdió su soberanía económica, entregada  de pies y manos al Fondo Monetario Internacional, el FMI.

Toda la ilusión de un desarrollo acelerado, con ingreso masivo de capitales extranjeros para dinamizar la producción y provocar bienestar reventó como suelen hacerlo las burbujas, sin gran escándalo, pero de manera inexorable.

Como ya se había advertido desde que Macri llegó a la casa rosada, no hay en Argentina una economía que soporte la liberación de la tasa de cambio a los caprichos del mercado y la salida libre de capitales con destino a paraísos fiscales.

Esta semana la moneda nacional cayó en picada y los inversionistas comenzaron a mover su dinero a buen recaudo, lo que dejó al gobierno a las puertas de una crisis.

Para resolver el problema, entre las opciones que podría haber, se escogió la más cruel: acudir a un préstamo al FMI, que de esta manera retornó a la nación austral desde que en 2005 el gobierno de Nestor Kirchner rompió con esa entidad.

Pero como parece que Macri no es persona de hacer las cosas a medias, si va a entregar de nuevo la economía nacional a la institución multilateral de crédito, lo va a hacer a lo grande, y está tramitando un crédito del tipo “stand-by”, “en espera” en español, el que más exigencias requiere y mayor supervisión implica.

Este es un tipo de préstamo que en la actualidad sólo tienen en el mundo Iraq, Kenia y Jamaica, y es precisamente del tipo que provocó la descapitalización y la crisis humanitaria que le siguió a Grecia de la que, en honor a la verdad, apenas salió a medias y al costo de vender importante patrimonio público.

El FMI suele exigir para otorgar estos créditos duras medidas de ajuste, entre ellas recorte de gastos –mucho más de los que ya Macri hizo-, despido de trabajadores estatales, eliminación de regulaciones financieras y de normas aduanales, reformar el sistema de seguridad social y dar a los patronos total libertad para manejar la política laboral en detrimento de los trabajadores.

Las cuotas del crédito se irán entregando en la medida en que las inspecciones periódicas del FMI comprueben que se están cumpliendo todas las exigencias.

Todo esto llevará a una crisis como la que provocó la salida de Fernando de la Rúa en 2001 y sin duda Mauricio Macri lo sabe, solo que no le queda otro remedio ante el fracaso del modelo que quiso imponer.

Para los argentinos, por lo menos para los que se tragaron las historias de Macri, es como en el cuento de Monterroso, que cuando despertaron, o en la medida que lo van haciendo, el dinosaurio, el FMI, ya está de vuelta allí.



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