Por: Guillermo Alvarado

En un mundo caótico, donde pocos tienen mucho y la mayoría carece de todo, donde hay ejércitos bien equipados que disparan a mansalva contra civiles armados solo de su valor y alguna piedra, donde imperan las enfermedades, la ignorancia y el hambre, Cuba reiteró su voluntad de luchar por garantizar los derechos fundamentales de las personas como lo ha venido haciendo, dentro y fuera de sus fronteras.

La mayor isla de Las Antillas presentó en Ginebra su informe al Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos, donde hizo un pormenorizado recuento de sus logros en esta materia, de manera particular en la protección a la vida, considerada como la mayor prioridad porque es a partir de allí que se pueden ejercer todas las demás garantías.

El ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, recordó que en este país no hay venta ni tráfico de armas de fuego y la tasa de homicidios es significativamente baja, lo que le hace uno de los más seguros del mundo.

A pesar de las groseras tergiversaciones y mentiras de la delegación de Estados Unidos y unos pocos aliados suyos, o entidades como Freedom House, vinculada con aparatos de inteligencia de su país y de Israel, Cuba puso de manifiesto todo lo que ha logrado desde el triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959, que transformó radicalmente lo que antes era una realidad sombría y nefasta.

En la nación caribeña no hay presos políticos, ni se practican desapariciones forzadas, capturas arbitrarias y otro tipo de abusos.

Solo hay un lugar del territorio donde se practica la tortura y hay prisioneros sin garantías legales, jurídicas ni humanitarias, y es en la base naval que contra la voluntad del pueblo y gobierno cubanos mantiene Estados Unidos en una porción de la provincia de Guantánamo.

Por cierto, el principal violador de los derechos humanos de millones de niños, mujeres, hombres y ancianos de Cuba es el gobierno norteamericano, que hace ya casi siete décadas mantiene un bloqueo económico, comercial y financiero con el confeso e inútil propósito de doblegar a este pueblo por el hambre y el sufrimiento.

Además de las verdades que la delegación cubana expresó ante el Consejo de Derechos Humanos, numerosos países de varios continentes expresaron su respeto, admiración y gratitud por lo que una pequeña nación, sin grandes riquezas materiales, hace también fuera de sus fronteras para salvar vidas y llevar la luz, la de la naturaleza, la del conocimiento y la de la salud, a millones de desposeídos.

De Cuba no ha partido jamás ataque militar alguno contra otros pueblos, pero si decenas de miles de médicos, maestros, deportistas, investigadores y otros profesionales para entregar a los demás, no lo que sobra, sino lo que se tiene.

Hacia Cuba han llegado miles de jóvenes que en su lugar de origen no tenían oportunidades y luego de compartir con este pueblo su riqueza humana, cultural y académica volvieron a sus países para dar allí lo que atesoraron durante su formación.

Por eso Cuba es ejemplo y es esperanza y por eso quienes lucran con el dolor ajeno tratan de ocultar lo que aquí se hace, porque les aterra que un día en todo el mundo estallen la paz, la solidaridad y la justicia y todos los derechos, sean para todos. FIN