Por: Roberto Morejón
Si bien los cubanos están inmersos en un conmovedor proceso de atención a los familiares de las víctimas de un reciente accidente aéreo, el país se prepara para la inminente temporada de huracanes.
Por esa razón tuvo lugar recientemente un ejercicio para multiplicar las capacidades de enfrentar desastres, particularmente los ciclones.
Cada mes de mayo la Defensa Civil convoca a los simulacros denominados Meteoro que alistan a ciudadanos y a la economía para responder igualmente a sismos, incendios, sequías y otros fenómenos.
Las labores preventivas son abarcadoras y contemplan la higienización y reducción de vulnerabilidades, lucha antivectorial, eliminación de micro vertederos, limpieza de desagües y drenajes naturales y poda de árboles.
Los expertos vaticinan una temporada ciclónica normal a iniciarse en junio aunque nada indica la desaparición del peligro porque al menos se deben formar dos de esos eventos en la zona del Caribe.
Ante tales augurios las personas repasan los documentos que contemplan las modalidades para actuar con dinamismo y atinadamente antes, durante y después de los acontecimientos meteorológicos.
La Defensa Civil insiste en la organización del sistema de alerta temprana ante la amenaza o la afectación de eventos hidrometeorológicos extremos.
Los entendidos destacaron la importancia de extremar la vigilancia porque los 242 embalses del país están ocupados al 90 por ciento de su capacidad por las lluvias del 2018.
Los preparativos de la nación ante situaciones extremas tienen muy presentes las lecciones dejadas por el impacto del huracán Irma por 13 provincias en septiembre de 2017, con pérdidas económicas valoradas en más de 13 mil millones de dólares.
Téngase en cuenta que el turismo en el Caribe registró casi mil millones de visitantes menos tras el azote de los huracanes Irma y María el año pasado.
Los planes de la Defensa Civil para preservar vidas humanas y la economía constituyen entonces un baluarte y a la vez un ejemplo para el mundo porque contribuyen a reducir las consecuencias de calamidades naturales o accidentes.
Esa preparación actualizada anualmente fue muy útil para movilizar al país y en especial a La Habana al ocurrir el accidente de un avión Boeing-737, arrendado por Cubana de Aviación, con una ruta fijada entre la capital y la oriental ciudad de Holguín.
El aparato se precipitó a tierra en un campo el viernes último poco después del despegue y fallecieron 111de las 113 personas a bordo, una tragedia cuyas causas se investigan.
A pesar de la conmoción, los cubanos NO descuidan el adiestramiento para responder con rigor ante todo tipo de siniestros.