Por: Guillermo Alvarado

Una reciente encuesta publicada por el diario Reforma indica que el candidato a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador, llegó al 52 por ciento de intención de voto con vistas a los comicios del próximo 1 de julio y duplica los resultados de su inmediato seguidor, el conservador Ricardo Anaya, quien alcanzó 26 puntos en el sondeo.

A prácticamente un mes de los comicios la ventaja de López Obrador, líder del partido Movimiento de Renovación Nacional, MORENA, y propuesto por la coalición Juntos Haremos Historia, ya parece irremontable y eso se puede apreciar en las crecientes muestras de inquietud entre sus rivales y también en los grandes grupos empresariales que dirigen y se aprovechan de la vida económica del país.

Hace un par de días el oligarca German Larrea, presidente del Grupo México, el consorcio minero más poderoso y que disfruta de concesiones de ferrocarril y carreteras, envió una carta a todos sus trabajadores incitándolos a no votar por ese candidato con el argumento de que se propone cambiar el modelo económico y llevar a la nación al caos.

A la guerra sucia contra AMLO, como se conoce al aspirante por las iniciales de su nombre, se sumaron asimismo propietarios o altos funcionarios de otras firmas, entre ellas la embotelladora Coca Cola, además de Herdez, Nestlé y Vasconia, donde se concentran fortunas de varios miles de millones de dólares y que disfrutan de jugosos beneficios otorgados por los últimos gobiernos de México.

El común denominador de este ataque, que reproducen con gran entusiasmo grandes medios de comunicación, es endilgar a López Obrador el calificativo de “populista”, un término confuso, hasta ahora mal definido y que se puede prestar a las más diversas malinterpretaciones.

Populista, por ejemplo, le dicen algunos a los que buscan imponer sus ideas con el apoyo de las masas sin ofrecer mayores argumentos o motivándoles con falsas expectativas, pero también a quienes enfrentan al sistema capitalista y tratan de obtener beneficios para los sectores más desposeídos de la población.

En Europa se les llaman populistas a partidos políticos ultranacionalistas, racistas y xenófobos, como el Frente Nacional, de Francia, Alternativa por Alemania o Amanecer Dorado, de Grecia.

Como se puede apreciar, el término tiene una aplicación muy elástica, pero de todas maneras es peyorativo y forma parte de la guerra sucia que se lleva a cabo para frenar las simpatías por López Obrador.

Éste basa su campaña en las denuncias por la corrupción rampante en México, donde importantes recursos naturales, como el petróleo o la generación de energía eléctrica, entre otros, fueron entregados al capital privado por medio de operaciones opacas.

Sin duda alguna el ambiente político se va a calentar aún más durante las semanas que vienen, mientras aguardamos para saber si por fin un movimiento diferente arriba al poder y que impacto tendrá en nuestra región, habida cuenta de que se trata de un país importante, que ocupa nada menos que la frontera sur con Estados Unidos, y con una historia e influencia muy grandes para los pueblos del área.