Por: Guillermo Alvarado

Mariano Rajoy fue separado este viernes de la presidencia del gobierno de España cuando el Congreso de los Diputados aprobó por 180 a 169 votos una moción de censura en su contra por un caso de corrupción, conocido como “Trama Gürtel”, que implicó a varios miembros de la dirección del Partido Popular, el PP, del cual es su principal dirigente.

El castigo contra el ya expresidente se veía venir luego del debate de la víspera, cuando el Partido Nacionalista Vasco y agrupaciones catalanas anunciaron que apoyarían la iniciativa propuesta por el socialista Pedro Sánchez, quien se convirtió en el nuevo jefe del ejecutivo español.

Los actos ilícitos se comenzaron a investigar desde 2007, pero fue hasta el 8 de mayo de este año que se emitió la primera condena firme, seguida de otra el día 24, que mandó a prisión durante varios años a antiguos funcionarios del PP en Madrid y Valencia, que se beneficiaron de pagos hechos por empresarios a cambio de favorecerlos con la asignación de obras públicas.

En el curso de las indagaciones se conoció también que el Partido Popular llevaba una doble contabilidad, donde anotaba los ingresos llegados bajo la mesa.

Rajoy, quien nunca estuvo entre los acusados, alegó siempre desconocer estos manejos mafiosos de su agrupación política, lo que resulta poco creíble por tratarse del líder del PP, a menos que durante años se mantuviese mirando a otra parte y no hacia lo que hacían sus allegados.

Muchos se preguntan qué va a cambiar en España ahora que el Partido Socialista Obrero Español, PSOE, se hace con la presidencia del gobierno y eso en realidad depende de muchas variables, entre ellas si Sánchez está dispuesto a deslindarse del rumbo neoliberal que llevaba Rajoy, algo improbable porque ya anunció que va a mantener los mismos presupuestos elaborados por su antecesor.

Algunos titulares hablan desde temprano este viernes que el gobierno del país ibérico dio un giro a la izquierda, lo que en mi opinión significa una visión equivocada. Lo más cercano que el PSOE pudiese estar a la izquierda sería a la socialdemocracia europea, es decir prácticamente nada.

Así lo dijo en el órgano legislativo el representante de Ezquerra Republicana, Joan Tardá, quien advirtió que el apoyo a la censura no es en absoluto un si al PSOE y a Sánchez, sino un rechazo a la corrupción del PP.

Recordó que en el pasado las prácticas del Partido Socialista Obrero Español no se han diferenciado mucho de las que aplicó la agrupación de Mariano Rajoy.

El nuevo presidente del gobierno podría, y debería, eso si, corregir varias cosas en materia de política exterior y la más importante es retirarle el apoyo que ese país otorga a la extrema derecha venezolana y cesar las acciones injerencistas contra la Patria de Bolívar, que tanto daño causan a ese hermano pueblo.

Sólo con eso bastaría para ser recordado como un gobernante que contribuyó a rescatar la dignidad y soberanía de España ante las presiones de Estados Unidos, así como a mejorar el clima de las relaciones internacionales, viciadas por la obsesión de Washington de apropiarse de las riquezas ajenas.