Por: Roberto Morejón
A pesar de sus limitados recursos, Cuba trazó una política en defensa del medio ambiente porque el desarrollo económico debe ser sostenible con la preservación de los recursos naturales.
El Día Mundial del Medio Ambiente encuentra a los residentes en esta tierra dotados de un abarcador Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, conocido por Tarea Vida.
Con cinco acciones estratégicas y más de una decena de tareas para contrarrestar los daños a zonas vulnerables, el programa tiene la virtud de contemplar estrategias a corto, mediano y largo plazos.
Su enfoque es integral porque comprende la valoración de la magnitud de los deterioros, entre ellos de los suelos, fuentes de agua y áreas de pesca.
La política a seguir tiene en cuenta el enfrentamiento a la recurrente sequía, atajar el quebranto de los arrecifes de coral y encausar la siembra de árboles hacia el amparo de los suelos y las aguas.
Por ejemplo, la mayor de las Antillas rehabilitó en 2017 un dique en el suroccidente con vistas a frenar la penetración del mar y salinización de las aguas subterráneas.
También cumplió las acciones previstas para la rehabilitación de playas y el mejoramiento y conservación de suelos.
Cuba prevé implementar otras medidas vinculadas a la energía renovable, seguridad alimentaria, salud y turismo. Pese a que este es un país insular con muy bajos niveles de emisiones nocivas para la capa de ozono, se ha comprometido seriamente a combatir el desafío global en este sentido.
De manera general se busca resguardar los recursos naturales y aumentar la calidad del entorno en avenencia con la actualización del modelo económico.
Para ejecutar esos propósitos el Estado cubano tuvo gastos de inversión en 2017 en materia de medio ambiente por el equivalente de 642 millones de dólares.
Expertos internacionales, sobre todo de organismos especializados de la ONU, reconocieron la capacidad institucional de este país para la preservación del medio ambiente y lo consideraron como puntero en el Caribe.
Los conocimientos atesorados por los cubanos están a disposición de sus vecinos caribeños, con los cuales existe cooperación para el adiestramiento de los recursos humanos.
Pero Cuba tiene una proyección favorable al hábitat más allá del área vecina como lo demostró con su amplio aporte a los preparativos y negociación de la Agenda de Desarrollo 2030 y el Acuerdo de París.
Los cubanos creen en el imperativo de transformar los nexos con la naturaleza así como promover el progreso humano inclusivo y la resiliencia, o sea, la capacidad de los ecosistemas de absorber perturbaciones sin alterar significativamente sus características.