Por Maria Josefina Arce
Guatemala vive una tragedia, luego de la fuerte erupción el pasado domingo del volcán de Fuego que ha dejado hasta el momento casi un centenar de víctimas mortales, unos 200 desaparecidos y dos millones de damnificados.
Como en otras ocasiones los médicos cubanos presentes en esa nación centroamericana ayudan junto a sus colegas guatemaltecos a salvar vidas. Más de 400 cooperantes de salud entre médicos, enfermeras y personal de apoyo trabajan actualmente en territorio guatemalteco.
En Escuintla, lugar donde se encuentra la llamada Aldea El Rodeo, zona de mayor desastre, hay 27 miembros de la Brigada cubana quienes laboran incansablemente.
Los médicos de la nación caribeña están a disposición de las autoridades de salud, pues aunque Escuintla fue el lugar más golpeado por la furia del coloso de Fuego, también los daños se hicieron sentir en Chimaltenango y Sacatepéquez, que permanecen en Estado de Calamidad Pública.
Veinte años se cumplen en 2018 de la presencia médica cubana en Guatemala, donde sus habitantes valoran altamente la labor de los cooperantes, su profesionalismo y sobre todo su trato afable y personalizado.
Cuba tiene una amplia experiencia en la ayuda a otras naciones en casos de desastres. Cuando el fuerte terremoto de 2010 en Haití los profesionales cubanos de la salud ya se encontraban en el vecino país caribeño y fueron los primeros en socorrer a las víctimas.
Organismos internacionales como la OMS y OPS, Organizaciones Mundial y Panamericana de la Salud, calificaron como una de las más bellas páginas de la solidaridad latinoamericana la ayuda brindada por los médicos cubanos, quienes también se enfrentaron a la epidemia del cólera desatada meses después del sismo.
En la lejana Pakistán, sacudida por un fuerte temblor en 2005, también se hizo patente la asistencia cubana. Durante más de siete meses de intensa labor fueron atendidos por los profesionales de la Mayor de las Antillas casi dos millones de pacientes.
Estos son solo algunos ejemplos, pues Cuba un país pequeño y bloqueado no ha dudado nunca en brindar su ayuda desinteresada a otros pueblos, no solo ante catástrofes, sino también para garantizar el acceso a un derecho humano como la salud, una posición solidaria muchas veces obviada por los grandes medios de comunicación, pero altamente reconocida por gobiernos y sobre todo por los ciudadanos a quienes devolvieron la esperanza y la vida.