Por:Guillermo Alvarado
Un clima tenso impera en México en la víspera de las elecciones de este domingo, cuando casi 90 millones de personas estarán habilitadas para elegir a más de 3 mil 400 cargos públicos, entre ellos al futuro presidente de la República, senadores, diputados federales y estatales y gobiernos municipales en la mayoría del territorio nacional, un evento considerado el mayor y el más violento en la historia.
Precisamente la tensión viene de la gran cantidad de ataques que han costado la vida a más de un centenar de participantes en la contienda, entre precandidatos, candidatos, funcionarios, dirigentes y activistas de los partidos políticos.
La situación es mucho más grave en las regiones donde el crimen organizado ha sustituido a los poderes locales y puede convertirse en el gran elector, imponiendo a sus propios aspirantes para ocupar cargos clave.
De acuerdo con el analista Jenaro Villamil, en esta campaña se ha retrocedido a los tiempos convulsos que siguieron a la revolución mexicana, en particular a los del caudillo Álvaro Obregón, cuando las elecciones se decidían por votos o por balas.
Las fuerzas de seguridad tampoco escaparon al torbellino de violencia, que hasta el momento dejó 307 asesinados, entre ellos 203 policías estatales o federales, 62 agentes ministeriales y 14 militares.
Otra fuente de incertidumbre son las balandronadas de algunos voceros partidistas que dejan entrever la preparación de un fraude para evitar el triunfo del favorito en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador, de Juntos Haremos Historia.
El vocero del gubernamental Partido Revolucionario Institucional, Aurelio Nuño, tuiteó en las últimas horas un mensaje diciendo que “es probable que la elección tenga un resultado muy distinto a lo que reflejan las encuestas”, lo que solo podría ocurrir de haber una gran distorsión en el conteo.
Pululan las denuncias de compra de votos, reparto de tarjetas bancarias, el robo con violencia de boletas electorales y otras maniobras sucias.
En este clima no ayudó para nada la declaración de las autoridades de que a pesar de tratarse de un sistema automatizado, los primeros resultados se conocerán hasta las primeras horas de la mañana del lunes 2 de julio. Muchos se preguntan ¿por qué una demora que no ocurría hace 12 años en dar a conocer las tendencias definitivas de la votación; qué ocurrirá durante toda la noche del domingo?
No en balde en su multitudinario cierre de campaña López Obrador llamó a una asistencia masiva a las urnas como única manera de impedir un fraude, que no sería una singularidad en un país acostumbrado a este tipo de trampas.
La cuenta regresiva está en marcha y todos hacemos votos porque el proceso transcurra en calma y se respete la voluntad popular. Vivimos tiempos muy convulsos y cualquier quiebre institucional sólo beneficiaría a los enemigos de la democracia, a la de verdad, no la que nos predican desde el otro lado del río Bravo, donde aplaudirían una situación de caos que les permita intervenir, con la doctrina Monroe en una mano y la desprestigiada OEA en la otra.