Por: Roberto Morejón

El turismo internacional hacia Cuba evidenció un crecimiento en los últimos años y a la par aumentó la demanda de prestaciones y abastecimientos, entre estos, los del sector agrícola, de ahí la importancia otorgada por el gobierno a esos aprovisionamientos.

Las autoridades impulsan el encadenamiento productivo de la industria nacional al sector turístico, convertido en el más dinámico de la economía doméstica.

La rama fabril está obligada a desarrollarse para disminuir las importaciones destinadas a la llamada industria sin chimeneas.

En una reciente reunión gubernamental, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, recordó que todavía se importan muchos renglones que pudieran generarse en el país y evitar el encarecimiento de los costos.

El Jefe de Estado abogó por desplegar aún más las fuentes de energía renovable, nuevas tecnologías y la agricultura.

La obtención de alimentos con destino a los hoteles es un propósito cardinal en la economía y en tal sentido marcha la recuperación de los cultivos protegidos y se invierte en pequeñas industrias para procesar sus cosechas.

Los sembrados bajo mantas y otros resguardos reciben menor impacto de los intensos rayos solares sobre todo en los meses del intenso verano tropical.

Otra arista positiva de la agricultura cubana en su nexo con el turismo consiste en la implementación de un vínculo más estrecho entre los productores agropecuarios y los hoteles, para incrementar la entrega de productos frescos.

Una parte significativa de las hortalizas y condimentos demandados por el turismo se produce en las parcelas de la agricultura urbana y suburbana.

Esa modalidad agrícola logró en 2017 suministrar lo pactado, aunque en los meses de más intenso calor surgieron dificultades.

En contraste, son muy reducidos los aportes de la rama citrícola para complementar la dieta de los visitantes foráneos dado que una plaga mermó la vitalidad de los sembrados.

Esa y otras dificultades que obligan a importaciones de recursos con la erogación de divisas son analizadas periódicamente por funcionarios conocedores de que Cuba se propuso un ambicioso programa de construcción de 224 hoteles hasta 2030.

Actualmente se construyen nuevos hoteles cinco estrellas en La Habana que serán gestionados por firmas extranjeras.

Esa perspectiva representa un acicate para la agricultura local y obliga a un mayor y mejor uso de la tierra y a incorporar las nuevas tecnologías.

La cadena de valores en la que encaja la actividad productiva y de servicios gana firmeza cuando los productos ayudan a garantizar el suministro y abastecimiento para sustituir importaciones y hacer sostenible el desarrollo del turismo en Cuba.