Por: Guillermo Alvarado
La guerra alentada desde el exterior ha provocado que la población de Yemen esté viviendo la peor crisis humanitaria de estos momentos en todo el mundo, con dolorosas consecuencias para los más desvalidos, entre ellos los niños, reconoció este martes el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF.
De acuerdo con la directora ejecutiva de este organismo, Henrietta Fore, en ese país árabe muere un menor a cada diez minutos por razones vinculadas al conflicto y uno de cada cuatro infantes sufre desnutrición aguda.
Una buena parte de la población, aseguró, está al borde de la catástrofe y carece de los servicios indispensables, los precios de los alimentos se dispararon, la mayoría de los hospitales están destruidos o inhabilitados, así como las escuelas, que se transformaron en refugios o están tomadas por grupos armados.
Subrayó la funcionaria que a pesar de que hace meses se interrumpieron los salarios a los trabajadores públicos, hay casos heroicos de maestros, médicos y otros trabajadores de la salud que mantienen de manera gratuita sus servicios.
Respecto a la epidemia de cólera desatada por las precarias condiciones de higiene, Fore se mostró confiada en que este año no ocurra un alza en espiral de casos, si bien reconoció que estos no disminuyen a pesar de todos los esfuerzos.
La crisis inició en 2014 cuando grupos rebeldes huties se alzaron en armas contra el gobierno de Abd Rabbo Mansour Hadi y ocuparon la mayor parte del territorio, obligando al mandatario a refugiarse en Arabia Saudita.
La situación empeoró en marzo de 2015, cuando una coalición encabezada por el reino saudita, con apoyo logístico, financiero y militar de Estados Unidos e Israel, comenzó a realizar masivos bombardeos sobre la población yemenita con el pretexto de hacer retroceder a las fuerzas hutíes.
Tras los ataques la mayor parte de la población se vio obligada a desplazarse a otros lugares, donde viven en campamentos de refugiados con la escasa ayuda internacional que logra llegar hasta ellos.
La víspera la coalición saudita anunció el cese de los bombardeos contra el puerto de Al Hudeida, que está en manos de los rebeldes, y el enviado especial de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, llegó a Saná, la capital, con el propósito de convencer a los hutíes de iniciar negociaciones.
Al Hudeida está ubicado sobre el mar Rojo y es el más importante del país, considerado también como un sitio de elevado valor estratégico. Los rebeldes ofrecieron dejar el puerto bajo administración de la ONU, pero insisten en mantener el control de la ciudad, por lo que la situación permanece estancada.
Mientras tanto los sufrimientos se incrementan cada día entre la población civil, atrapada en medio de un conflicto donde actúan intereses foráneos que intentan controlar un país con escasos recursos naturales, pero con una posición geoestratégica envidiable porque desde allí se puede controlar el tránsito diario de millones de barriles de crudo en su paso hacia occidente, una vieja historia conocida en nuestro mundo donde la riqueza vale más que la vida.