Por: Roberto Morejón
La trigésimo novena Reunión ordinaria de la Conferencia de Jefes de Gobierno de la CARICOM, Comunidad del Caribe, puso de relieve los sensibles problemas de la región, de la que solo hablan los consorcios mediáticos para resaltar sus playas o cuando son azotadas por huracanes.
Como remarcara el primer ministro de Jamaica, Andrew Holness, las 15 naciones del bloque afrontan dificultades económicas y por los efectos del cambio climático, la violencia y el prejuiciado trato de organismos internacionales y países ricos.
En una cumbre a la que asistió como invitado el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, los reunidos en Montego Bay subrayaron la importancia de ampliar los lazos con los vecinos.
El turismo, esa industria que sostiene la economía local, recibió atención predilecta porque ese sector descrito como uno de los motores clave del desarrollo, fue crudamente castigado por dos huracanes en 2017, y el descenso de visitantes causó pérdidas por mil millones de dólares.
Los estadistas de la CARICOM lamentan que los compromisos de contribuciones fijados en la ONU por el monto de dos mil 300 millones de dólares de ayuda y préstamos, quedaron por debajo de los cinco mil millones estimados para cubrir la recuperación.
Otro de los asuntos preocupantes se relaciona con los requisitos impuestos por los organismos internacionales al autorizar préstamos. Ocurre que los pequeños Estados insulares son considerados de ingresos medios y les niegan recibir beneficios como pobres.
Por esa brecha dejan de llegar a la CARICOM significativos recursos financieros necesarios para atender, entre otros objetivos, los efectos del cambio climático.
Igualmente, las naciones de referencia debaten la imposibilidad de establecer un real mercado único, y al respecto el Premier de Jamaica destacó que el organismo regional fue criticado por los jóvenes por NO alcanzar una integración profunda.
En momentos en que la CARICOM cumple su aniversario 45, las dificultades económicas se colocan en lo más llamativo de la agenda del señor Holness, quien asumió la presidencia de la Comunidad de Caribe el primero de julio.
Por supuesto, también inquieta a los líderes de la región la necesidad de mejorar la prevención de la violencia, pues solo con el control es imposible frenar la delincuencia.
Ahora bien, como existe percepción sobre la magnitud de los inconvenientes avanza un clamor a favor de la unidad. El acercamiento sobre premisas comunes es imperativo dado que sus economías son muy pequeñas y solos NO podrán afrontar la globalización, los desastres naturales, el intercambio desigual y el caprichoso tratamiento de los organismos crediticios internacionales.