Por Arnaldo Musa
Nicaragua entra en su cuarto mes de convulsión provocada por elementos que están siguiendo fielmente el denominado plan de golpe blando, que no es tal, ya seguido exitosamente en Ucrania y que ha estado tratando de desestabilizar a Venezuela, donde el Imperio y sus hijos prosiguen una guerra económica que no ha podido suspender los continuados avances sociales.
En sí, todo forma parte de la contraofensiva imperialista para echar abajo a gobiernos progresistas e instaurar un neoliberalismo solo afín a la oligarquía nacional y las transnacionales extranjeras.
Por estos días han tenido beneficiosos efectos las masivas marchas por la paz a lo largo y ancho del país, en las que incluso participan opositores a la violencia y el vandalismo alimentado por sumas millonarias de dinero.
Cerca de 200 víctimas y enorme destrucción es el saldo de esa situación, surgida por el lógico malestar por una medida aprobada oficialmente, la cual fue inmediatamente eliminada por el presidente Daniel Ortega.
No hay que olvidar que Ortega ocupa desde hace 12 años la silla presidencial, a causa de continuadas reelecciones en las que ha obtenido la aprobación popular, y ello ha sido constatado por observadores internacionales, incluida la nada inocente y proimperialista Organización de Estados Americanos (OEA).
El complejo panorama de la crisis en Nicaragua es manipulado por los medios de comunicación y políticos y gobiernos de derecha que quieren ver el gobierno sandinista derrotado, y en esa conspiración, aclara la Revista Correo, tiene el papel central el gobierno de Estados Unidos.
DE AYER A HOY
Aunque por supuesto la campaña contra el gobierno sandinista es azuzada por varios órganos de la prensa nacional y norteamericana, el inicio en sí ocurrió en Suecia, nación que goza de la fama de ser neutral, algo inexacto, y seguida por el resto de los países escandinavos, cuyos gobiernos también son considerados como defensores de los derechos humanos, pero esto no siempre es así.
No hay que olvidar que hasta hace muy poco, Nicaragua era un país ejemplar en la violenta región de Centroamérica.
Los índices de criminalidad estaban entre los más bajos de América Latina. El crecimiento económico, de entre 4% y 5%, era el segundo más alto de la región después del de Panamá.
Era uno de los países latinoamericanos con mayor reducción de la pobreza absoluta y relativa, el único de la región que producía el 90% de los alimentos que consumía.
En lo educativo, era uno de los muy pocos países de América Latina y de todo el Tercer Mundo que producía todos sus libros de texto a todos los niveles, desde la primaria hasta la Universidad y la Educación de Adultos.
Había logrado frenar el éxodo a Estados Unidos, mientras decenas de miles de naturales mexicanos, guatemaltecos, hondureños y salvadoreños tratan de entrar de cualquier forma a Estados Unidos, donde cada vez es mayor el número de crímenes cometidos contra ellos por los “justicieros” de la “ley el orden” y salvaguardas de la “pureza” de la raza blanca.
LA VERDAD
Durante años la propaganda reaccionaria ha atacado al gobierno sandinista por impulsar un modelo de consensos y alianzas con el sector privado, al que había presentado como cómplice del sandinismo en aras de los negocios.
Hoy, de la noche a la mañana, las cabezas visibles del capitalismo nacional han hecho causa común con los insurrectos de la ultraderecha.
En realidad, ni esas cabezas visibles del empresariado representan a la mayoría de los capitalistas nicaragüenses, ni el sector privado capitalista es el principal motor económico del país.
La economía de Nicaragua descansa fundamentalmente en los sectores populares, que producen más del 50% del Producto Interno Bruto y generan más del 70% del empleo en el país.
Una fuente importante de ingresos para Nicaragua son las remesas familiares, que van directamente a ese sector de la economía. Hubo una importante redistribución de la tierra producto de la revolución de 1979 y de los acuerdos de paz de la década del ´90.
Hoy todavía 80% de la tierra está en manos de pequeños y medianos productores. Además, desde el 2007, el Gobierno Sandinista ha entregado 100 000 títulos de propiedad en el campo y la ciudad, dando medios de producción a sectores que no siguen una lógica económica capitalista.
Esa base económica hace que el 90% de toda la comida que se consume es producida en Nicaragua. Además, sectores enteros, como el transporte e incluso la mayor parte del turismo, están controlados por cooperativas y empresas familiares.
El sector privado empresarial fue el que menos aumentó sus inversiones durante el gobierno sandinista. El Estado y la Inversión Extranjera Directa, así como el sector de la Economía Popular son quienes más aportaron a la inversión en el país.
O sea, los dirigentes del empresariado no representan a los verdaderos empresarios, la mayoría de los cuales quieren ver un país estable y próspero.
La cúpula empresarial está compuesta por individuos vinculados a las finanzas internacionales, las empresas transnacionales o la mafia gerencial de las organizaciones de empresarios.
A esos grupos les tiene sin cuidado que Nicaragua sea destruida por una guerra, ellos tienen sus fondos de cobertura y sus sueldos de las multinacionales tras los cuales se escudan.
Por ejemplo, Michael Healey, actual vocero de los fascistas insurrectos, es un simple empleado de un ingenio propiedad de capitales colombianos. Asimismo, José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada, COSEP, no posee empresa alguna aparte del propio COSEP.
La familia Pellas, que durante la Revolución de los ´80 declaró la huelga económica al Gobierno Sandinista y trasladó todo su dinero a los paraísos fiscales, desde los cuales se dedicó a la especulación financiera, vio aumentar su poder e influencia con la guerra que desangró al país.
Desde el Hospital (privado) Vivian Pellas hoy en día se envían cajas y cajas de preservativos y “píldoras del día siguiente” para las orgías que los chicos de clase media tienen junto con los pandilleros más peligrosos de Managua en la Universidad Politécnica.
Mientras tanto, la Familia Pellas, que tiene el monopolio sobre el licor en el país, vive del subsidio por medio del cual obligan al pueblo nicaragüense a pagar más por el azúcar que su precio en el mercado mundial.
Ese subsidio, producto del entreguismo de los gobiernos neoliberales, ejemplifica el modelo de Estado que esos sectores consideran “democrático”.
Por último, el empresario que primero que nadie se atrevió a expresar en público su total apoyo a los grupos fascistas el sábado 21 de abril en la Universidad Politécnica UPOLI, Piero Coen, es el hombre más rico de Nicaragua, jefe del grupo financiero Coen y séptimo capitalista más grande de Centroamérica, según la revista Forbes.
Ante estos individuos que quieren dar al traste con la Revolución Sandinista y entregar Nicaragua, en ruinas o no, al Imperio, no se puede ceder ni un ápice.
(Tomado de Cubasí)