Por María Josefina Arce (RHC)
Hasta La Habana llegaron las palabras del expresidente brasileño Luis Inacio Lula da Silva, uno de los fundadores junto al líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, del Foro de Sao Paulo, un espacio de concertación política de la izquierda de América Latina y el Caribe, que enfrenta hoy los ataques mediáticos de la derecha internacional, apoyada por Estados Unidos.
En un mensaje al vigésimo cuarto encuentro del Foro, rememoró Lula Da Silva cuando junto a Fidel Castro dio vida a este mecanismo que, afirmó, nunca pensaron que creciera tanto y se mantuviera como el más importante, amplio y duradero foro de debates de la izquierda latinoamericana a lo largo de estos 28 años.
Precisamente los delegados a la cita demandaron en su primera jornada de trabajo en la capital cubana la liberación del expresidente brasileño, quien cumplió cien días de prisión, como parte de la persecución jurídica de que es objeto para evitar su candidatura a las elecciones generales de octubre próximo.
Como bien expresara la también exmandataria brasileña Dilma Rousseff, objeto de un golpe parlamentario que llevó a la derecha al poder, “La justicia de Brasil dejó de ser imparcial y él pasó a ser un rehén”.
El principal motivo de la persecución a Lula es que, señaló Rousseff, “Es el único que puede ganar en las elecciones, hacer crecer al país y disminuir la desigualdad”.
La realidad es que desde un principio Lula Da Silva, que finalizó sus dos mandatos de gobierno con más de 80 por ciento de popularidad, sigue siendo el favorito de los brasileños. Las sondeos de opinión le confieren un 40 por ciento de apoyo.
El que liderara las encuestas desde un inicio disparó las alarmas de la derecha que recurrió a la mentira y armó un caso de supuesta corrupción contra el ex presidente, quien en todo momento se ha declarado inocente y afirma que es víctima de una conspiración.
Lo cierto es que el expresidente ha estado en el centro de toda una lucha jurídica. A principios de este mes un juez de segunda instancia concedió un habeas corpus a Lula Da Silva, dando inicio a un enfrentamiento que comprendió cinco decisiones simultáneas en contra y a favor de su liberación.
Finalmente, el pleito fue zanjado por el presidente del Tribunal de Apelaciones que decidió que Lula continuase preso, una decisión condenada por gran parte de los brasileños que ven en el ex jefe de estado una esperanza para devolver a Brasil el lugar que le corresponde.
Los brasileños no pueden dejar pasar por alto cuánto avanzó el país sudamericano bajo los dos mandatos de Lula Da Silva, del Partido de los Trabajadores, cuando millones de ciudadanos salieron de la pobreza y tuvieron oportunidad de recibir atención médica y educación.
Lula ha sido proclamado como candidato por el Partido de los Trabajadores para los comicios del siete de octubre, aunque su situación jurídica es complicada, pues está virtualmente inhabilitado por normas que vetan la participación en las elecciones de condenados en segunda instancia.
Pero Lula es el candidato del pueblo, y a pesar de guardar prisión sigue creciendo el apoyo de los brasileños. Por eso, la derecha intenta por todos los medios mantenerlo alejado, pues su retorno significaría una nueva derrota del neoliberalismo.