Por: Roberto Morejón
Todavía no ha sido inaugurado oficialmente, pero los habitantes del nororiente cubano ya utilizan el nuevo puente sobre el río Toa, el más caudaloso del país, levantado después de quedar en ruinas el anterior por el devastador paso del huracán Matthew en octubre de 2016.
Pieza clave para enlazar las orientales ciudades de Baracoa, en Guantánamo, y Moa, en Holguín, el nuevo viaducto pone fin a los apremios de los lugareños, quienes tuvieron que acarrear mercancías y otras pertenencias a través de barcazas e ingenios artesanales.
Y el mérito por erigir una sólida pasarela de más de 200 metros de largo en casi 14 meses lo tiene una brigada de venezolanos que acudieron por instrucciones del presidente Nicolás Maduro a socorrer a los habitantes del oriente cubano, damnificados por el destructivo huracán Matthew.
Poco más de medio centenar de oficiales y soldados venezolanos pertenecientes a la Brigada Internacional Cívico Militar de Rescate y Asistencia Humanitaria Simón Bolívar fueron los protagonistas de la obra civil.
Al majestuoso tendido contribuyeron los cubanos con el movimiento de tierra, la construcción de terraplenes de aproximación y el suministro de concreto.
El resto fue donado por el gobierno de Venezuela en un gesto de hermandad para el oriente del archipiélago caribeño, abrumado por el desastre causado por el fenómeno meteorológico.
Hoy, con orgullo, detienen su paso por la calzada de asfalto expandida sobre la base del puente los militares venezolanos y centenares de pobladores o visitantes de otras provincias que acuden a admirar la estructura sobre el río Toa, un curso de agua de más de 130 kilómetros.
Los venezolanos y cubanos trabajaron días enteros en el río, en condiciones muy difíciles, para hincar los 65 pilotes y crear el sustento de un tendido de 12 metros de altura sobre las aguas, con un peso de casi mil toneladas de acero y concreto.
Los colaboradores venezolanos están a punto de regresar a su tierra, pero quedarán robustecidos sus lazos con los cubanos, sobre todo los de las comarcas próximas al puente.
Bajo el sol sofocante, los lugareños llevaban refrigerios a los constructores para ayudarles a sobrellevar la crudeza de las faenas.
El nuevo puente, más alto que el original para impedir el embate del agua embravecida, quedará como un símbolo de la entrega de esa brigada de venezolanos, entrenada en socorrer a países de América Latina y el Caribe ante catástrofes naturales.
Para los cubanos, el trazado de concreto y acero afincado entre las palmas y un potente río representa un nuevo hito en los estrechos lazos que tienen con los venezolanos.