Por: Roberto Morejón
Al igual que ocurre en América Latina y el Caribe, el cáncer ocupa en Cuba el segundo escalón entre las principales causas de muerte, y científicos, médicos y otros expertos trabajan arduamente para detectar el mal tempranamente, perfilar procedimientos y reforzar la prevención.
El Grupo de Prácticas Médicas del Centro Nacional de Seguridad Nuclear, de Cuba, inició los procedimientos para obtener la licencia de novedosas tecnologías enfocadas al diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.
Las pesquisas se integran a una política de la salud pública dirigida a robustecer el soporte de los hospitales e incorporar equipos más adelantados en concordancia con el impacto del padecimiento.
Si bien Cuba es un país pobre y bloqueado, el Estado asigna importantes recursos a misiones como las del grupo empresarial BioCubaFarma, con casi 400 proyectos de investigación y desarrollo.
De ese número, un centenar tienen origen biotecnológico y una buena parte se concentra en la oncología.
Por su parte, el prestigioso Instituto de Oncología y Radiobiología labora en más 40 líneas de investigaciones y 27 ensayos clínicos, por lo que representa un pilar en los progresos del país.
Esa institución habanera incorpora a sus análisis muchos productos de origen cubano y combinaciones terapéuticas diferentes, además de integrar tecnologías para diagnósticos, métodos de abordaje de pacientes, radioterapias y cirugía.
Entre varios aciertos cubanos con asidero internacional destaca la vacuna CIMAvax-EGF, desarrollada por el Centro de Inmunología Molecular, de La Habana, con satisfactorios efectos en pacientes aquejados de cáncer de pulmón.
Enfermos tratados con el antídoto prolongaron la supervivencia y mostraron mejor calidad de vida, una cualidad valorada internacionalmente.
Investigadores estadounidenses llegaron a acuerdos con Cuba para hacer ensayos en su país y calificaron a la vacuna de prometedora.
Asimismo, el anticuerpo monoclonal cubano Nimotuzumab, también a cargo del Centro de Inmunología Molecular, logró aumentar la supervivencia de niños con tumores del tallo cerebral, una de las localizaciones de cáncer más complicada en edad pediátrica.
En todas las instituciones dedicadas a la exploración de nuevas modalidades para enfrentar el cáncer, la perspectiva es alcanzar resultados que beneficien a los pacientes tan pronto como sea posible.
Disminuir la incidencia y mortalidad por esa causa y mejorar los balances de las terapias y la calidad de vida de los enfermos, representa una máxima para el sistema de salud cubano.
Todo ello sin descuidar la prevención, donde se puede ganar una parte de la cruzada contra la terrible enfermedad.