Por: Guillermo Alvarado
Se desarrolla en estos momentos en una zona del Caribe colombiano el ejercicio aeronaval denominado UNITAS-LIX, dirigido por Estados Unidos y con la participación de varios países latinoamericanos, que podrían considerarse como un ensayo general, cuando no el preludio, de una acción militar contra la Revolución Bolivariana de Venezuela.
En los juegos de guerra, que según sus organizadores tienen como objetivo capacitar a los participantes en maniobras navales, defensa antiaérea, asistencia humanitaria y atención de desastres, participan varios miembros del “grupo de Lima” que son punta de lanza de las agresiones contra la Patria de Bolívar, entre ellos Argentina, Brasil, Perú, México, Panamá y el anfitrión Colombia.
También están presentes grupos navales de Canadá y el Reino Unido, así como de Ecuador, que había suspendido su participación en estos ejercicios cuando era miembro de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA, pero decidió retornar este año, lo que no resulta extraño dado el comportamiento del gobierno del controvertido presidente Lenin Moreno.
El caso es que la celebración este año de las maniobras, fundadas en 1959 en el marco del tristemente recordado Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, coincide con denuncias sobre un proyecto del Comando Sur del Pentágono para propiciar una intervención militar contra Venezuela, lo que da un carácter singular al evento en las actuales circunstancias.
La periodista argentina Stella Calloni publicó recientemente que el jefe del Comando Sur, almirante Kurt Tidd, firmó este proyecto de once páginas donde se sientan las bases para perpetrar la agresión, una de cuyas variantes es establecer un bloqueo naval a Venezuela con el propósito de impedir el abastecimiento de productos vitales y la exportación de petróleo para reventar la economía nacional.
Este cerco también tendría el propósito de evitar que fuerzas militares de países aliados a Caracas pudiesen acercarse al teatro de operaciones.
Al mismo tiempo se generarían acciones de grupos contrarrevolucionarios y se establecería una cabeza de playa donde se declararía un gobierno provisional, que de inmediato contaría con la ayuda de Estados Unidos y otras potencias.
No hay que olvidar que un punto fundamental del plan del almirante Tidd es utilizar con este propósito fuerzas armadas de países latinoamericanos para maquillar la intervención como un asunto regional, que sería visto “con simpatía” desde Washington y contaría con el apoyo de la OEA y su patrón, Luis Almagro.
Visto así, UNITAS-LIX es un peligroso evento que podría desencadenar por sí mismo el ataque, previa la realización de una “provocación, de esas en que Estados Unidos es especialista, por lo que hasta su conclusión el próximo 12 de septiembre conviene estar muy atentos.
No olvidemos la larga cadena de países mártires en la región que sufrieron invasiones estadounidenses, entre ellos Guatemala, Cuba, República Dominicana, Nicaragua, Granada, Panamá y Argentina, traicionada por Washington en Las Malvinas.