Macri baila, mientras Argentina protesta

Editado por Saily Pérez Gordillo
2018-09-29 08:48:55

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Protestas en Argentina. Foto/Archivo

Por Guillermo Alvarado

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, fue a Nueva York en plan veleidoso, coqueteó con sus acreedores, bailó en una gala, habló ante la Asamblea General de la ONU, donde fue uno de los pocos que le siguió la rima a Donald Trump, y expresó votos porque sus ciudadanos se “enamoren” de Christine Lagarde, la directora del Fondo Monetario Internacional.

Mientras eso ocurría en la Gran Manzana, más al sur, en su propio país se desarrollaba el más acatado paro organizado precisamente para protestar por sus políticas neoliberales y la entrega de la soberanía económica y financiera al FMI.

Hoy día para nadie es un secreto que la situación en la nación austral es grave y la crisis lejos de disminuir crece cada día. Al mismo tiempo, más personas, dentro y fuera del país, perciben que Macri está tratando de llevar a puerto su maltrecha nave, no para beneficio de la población sino para salvar sus propios intereses y del sector poderoso que lo mantiene en la presidencia.

No se explicaría de otra manera cómo, ante el decrecimiento del Producto Interno Bruto, el aumento del déficit fiscal y de la inflación y la caída de la inversión extranjera directa, el ejecutivo apueste por crear más deuda sin que nadie sepa de dónde van a salir los recursos para pagar los servicios.

El presidente argentino pidió al FMI renegociar el crédito contratado en junio pasado por 50 mil millones de dólares, para incrementar su volumen y modificar los plazos de entrega.

Según el acuerdo, el Fondo entregó este año el primer tramo, de 15 mil millones de dólares, y el resto se aportaría entre 2020 y 2021, previo un riguroso análisis de cómo se implementó el ajuste neoliberal para reducir los gastos del Estado.

Macri logró convencer a la señora Lagarde de que le den siete mil millones de dólares más y que se le entregue todo antes de terminar 2019, con la promesa de cerrar ese año con lo que se llama un déficit fiscal primario cero, es decir una aparente igualdad entre los gastos y los ingresos del gobierno, pero allí está la trampa.

La economía está llena de esos tecnicismos que sirven para maquillar la situación. El déficit fiscal primario significa la relación ingresos-gastos antes –fíjense bien, dije “antes”- de pagar los intereses de la deuda pública. Una vez pagadas las obligaciones con los acreedores, la igualdad se va a bolina.

Argentina es el país en América Latina que más deuda acumulo en los últimos años y para pagar los intereses y el capital necesita dólares, que no tiene. Entonces contrata  nuevos créditos para conseguirlos, y sube su cuenta notablemente por lo que eso del déficit cero es cuento de camino.

A finales de 2019 esa economía estará al borde de la quiebra, pero eso no inquietará al señor Macri porque ese mismo año termina su período y por su actitud tenemos derecho a pensar que lo que está tratando es de salvar sus muebles, no los del país. Por algo quiere que el FMI le entregue la platita un poco antes.

Detrás del baile en Nueva York hay una espectacular trampa para todo un pueblo que será, en definitiva, el que pagará una deuda multimillonaria, de la que no habrá visto un sólo dólar a su favor.



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