Por: María Josefina Arce.
Bolivia concluirá el 2018 con un buen desempeño económico, lo que la confirma como la nación que más crece en América del Sur, dada la estabilidad política y social alcanzada tras la llegada a la presidencia de Evo Morales y a su acertada estrategia económica que ha permitido sortear condiciones internacionales adversas.
El Producto Interno Bruto de la nación sudamericana ha crecido en el último decenio cerca de cinco por ciento anualmente, y se espera que para el 2019 se mantenga esa situación favorable, que incide en un mayor beneficio para todos los ciudadanos.
Esencial en este crecimiento fue desde un principio una de las primeras medidas adoptadas por Morales: la nacionalización en 2006 de los hidrocarburos, que permitió que se quedaran en el país las ganancias por las ventas.
Los recursos monetarios generados no solo se han invertido en modernizar la industria del petróleo y del gas, uno de sus principales recursos, sino que se han destinado a otras ramas y a importantes programas sociales.
El gobierno que preside Morales también busca diversificar su economía con la venta de estaño, diesel y soya, entre otros proyectos. De hecho otros sectores han tenido un dinámico desempeño y tributan al crecimiento del Producto Interno Bruto. Entre ellos tenemos la construcción, industria, transporte, telecomunicaciones, manufactura y el comercio.
El presidente del Banco Central de Bolivia, Pablo Ramos, estimó que en el desarrollo económico del país ha incidido además de la exportación de productos que en estos momentos mantienen un buen precio en el mercado, como el gas y los minerales, el consumo interno, tanto personal como productivo, y la inversión, que es el principal factor dinamizador de la economía, afirmó.
En ese sentido la inversión pública boliviana representa 12,6% del PIB, el porcentaje más amplio de un país en Suramérica, transformándose en uno de los motores más importante de crecimiento.
Además los expertos, incluso de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, coinciden en que la estabilidad social ha contribuido al crecimiento económico. El país se ha transformado en una sociedad más inclusiva, donde la pobreza ha descendido notablemente desde que asumiera en 2006 la presidencia Morales.
La distribución del ingreso también sufrió una transformación en los últimos años. Bolivia pasó de ser la nación más desigual de América del Sur a situarse en una posición promedio en el área, al tiempo que ha disminuido el desempleo.
El sostenido crecimiento económico de Bolivia en los últimos años no lo pueden negar ni los detractores del gobierno del presidente Evo Morales que ha sabido sortear condiciones internacionales adversas y mantener una inflación controlada, un sistema financiero saludable, logros sociales y una estabilidad económica y social.
