Por: Roberto Morejón
Cuba finalizó su participación en el Programa Más Médicos en Brasil por las expresiones insolentes y amenazantes hacia esos colaboradores proferidas por el ultraderechista presidente electo Jair Bolsonaro, quien intenta eludir su responsabilidad en ese desenlace.
El oscuro legislador trató de imponer condiciones inaceptables para la continuidad de la labor de esos profesionales de la salud que han trabajado en los lugares más apartados y pobres de Brasil.
Además, puso en entredicho su eficacia y ofendió a las féminas, que representan 60 por ciento de los más de ocho mil médicos, al llamarlas desdeñosamente “esas mujeres de bata blanca”.
Al enfrentarse con la resuelta decisión de Cuba de concluir la misión de salud en Brasil ante las imprecaciones y exigencias inadmisibles de Bolsonaro, este último aumentó su hostilidad hacia la nación caribeña.
No se trata de una actitud coyuntural porque el representante del Partido Social Liberal que se impuso en las más recientes elecciones en Brasil ha sido un tenaz crítico de la experiencia de los médicos cubanos en el gigante sudamericano desde 2013.
Hoy, Bolsonaro habla de su supuesta preocupación por los familiares de los profesionales cubanos de la salud pero, según la publicación Brasil de Fato, él mismo intentó como diputado federal crear dificultades a la permanencia de esos allegados en Brasil.
El ultraconservador futuro gobernante afirmó que su propósito era limitar el establecimiento de vínculos permanentes en Brasil, en referencia a los familiares de los médicos.
Otra evidencia de su atávica aversión al proyecto suscrito entre Cuba y los gobiernos del Partido de los Trabajadores a través de la Organización Panamericana de la Salud fue la llamativa inclusión en su venidero gabinete de un ministro también fustigador del plan Más médicos.
Se trata del diputado derechista Luiz Henrique Mandetta, nombrado titular de Salud y opositor al convenio. Tanto el ex capitán del ejército como su ministro de Salud prefieren soslayar el papel decisivo de los especialistas cubanos en las prestaciones de servicios básicos a la población más vulnerable de Brasil.
Sin embargo, muchos le salen al paso. La ex supervisora del programa en Río de Janeiro Ana Marta da Silva Santos reprochó las declaraciones despreciativas de Bolsonaro que obligaron a Cuba a terminar la colaboración.
La ex funcionaria opinó que la acción del próximo gobernante tiene carácter racista, pues impactará mayoritariamente a la población negra del país.
Como señalara el ministro cubano de Salud, José Ángel Portal, La Habana adoptó una medida “dolorosa, pero necesaria, en defensa de la dignidad profesional y humana de los colaboradores y de su seguridad”.