Por: Roberto Morejón
Las fuerzas progresistas en América Latina lamentan el funesto avance de gobiernos de derecha, analizan las causas de retrocesos políticos y trabajan por la unidad.
Así se apreció en las conferencias, entrevistas y discursos de académicos, politólogos, educadores y líderes escuchados en el Primer Foro Mundial de Pensamiento Crítico.
Organizado exitosamente en Argentina por CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, ese panel de ideas arrojó luces sobre la desigualdad, democracia, paz, migraciones, persecución judicial a personalidades liberales y contingencias como la aparición de Jair Bolsonaro.
La inquietud crece por la asunción de regímenes como el pronosticado en Brasil por el ex capitán del ejército, con un discurso basado en el odio a lo diferente y la mentira.
NO son pocos los que al escrutar las causas del surgimiento de una figura tan retrógrada destacan cómo lo ampara la crisis del capitalismo.
Dado el auge de ese proceso, agrupaciones políticas y cabecillas extremistas impiden el empuje de los movimientos sociales mediante el ataque a las bases de la democracia tradicional.
Es así que la derecha miente en sus campañas proselitistas y promete transformaciones que incumple cuando llega al gobierno.
Es el caso de la táctica de la coalición argentina Cambiemos, de Mauricio Macri, responsable del deterioro del nivel de vida de los ciudadanos y de llevar al país nuevamente a los brazos del Fondo Monetario Internacional.
Tanto Bolsonaro como Macri y otros personajes similares se apoyaron en una brutal ofensiva de los resortes mediáticos, las mentiras y la manipulación de las redes sociales.
Intelectuales residentes al sur de Río Bravo opinan atinadamente que los poderes fácticos sustituyen hoy gradualmente a partidos políticos conservadores.
La mítica libertad de expresión tan socorrida en Occidente agoniza ante la acelerada concentración en pocas manos de los medios de comunicación, confabulados para dinamitar la acción de las corrientes de pensamiento evolucionado.
Las oligarquías y camarillas empresariales junto al poder mediático manipulan a los electores y abren las puertas a las alternativas neoliberales salvajes, el racismo, la xenofobia y el rechazo a las minorías.
El antídoto de la izquierda es seguir la batalla por llegar al gobierno y ganar los espacios político, cultural y de la calle. Como destacó el Primer Foro Mundial de Pensamiento Crítico, un mundo mejor es posible como alternativa al capital, siempre que el pueblo participe activamente.
El pesimismo NO prevalece aun cuando la derecha promueve el miedo y se ufana de sus triunfos electorales.