Por: María Josefina Arce.
Sin Fidel Castro América Latina no estuviera luchando por ese sueño de unidad y bienestar, y pensaríamos que los sueños son imposibles, así resumió en Buenos Aires el luchador antiterrorista cubano Ramón Labañino el sentir de los participantes en la Octava Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales.
Miles de personas, entre ellos politólogos y luchadores sociales, se dieron cita esta semana en Buenos Aires, Argentina, donde se hizo presente el pensamiento del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, quien dejó a las actuales y futuras generaciones un legado de resistencia, dignidad y humanismo.
Profunda es la huella en el mundo, pero sobre todo en el continente del líder revolucionario, a quien los asistentes al encuentro rindieron tributo en el segundo aniversario de su desaparición física.
Emotiva fue la participación de los héroes y luchadores antiterroristas cubanos Gerardo Hernández y Ramón Labañino, que junto a René González, Antonio Guerrero y Fernando González, guardaron injusta prisión en cárceles de Estados Unidos por luchar contra las acciones hostiles de la ultraderecha de origen cubano, asentada en territorio norteamericano.
Sus intervenciones en la cita mostraron al mundo otra de las facetas del ejemplar revolucionario: su perseverancia y la confianza en el triunfo. Así lo expresaría Gerardo Hernández cuando señaló que cuando más oscura estaba la noche para ellos prometió al pueblo de Cuba que volverían, y no descansó hasta que regresaron a la Patria.
Ese era el líder revolucionario cubano, un hombre que nunca cejó en sus metas y que cuando más difícil se tornaban las batallas, más ponía todo su vigor y sabiduría en continuar avanzando.
Fidel dedicó sus mejores años a luchar por los desposeídos, los más humildes, con quienes como el Apóstol cubano, José Martí, quiso su suerte echar. Cumplió con el sueño del Héroe Nacional de Cuba de una Patria independiente y soberana, donde la ley primera es el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.
Hizo suyas las enseñanzas de Martí, y llevó a cabo una revolución, que con su guía construyó una sociedad de los humildes y para los humildes, con todos y el para bien de todos.
Pero también batalló por lograr como soñaran Martí y otros próceres independentistas, una América Latina unida y próspera, sin la intervención de potencias extranjeras, pues como el Apóstol siempre tuvo muy presente el peligro que representaba para los pueblos del continente Estados Unidos.
Gracias al humanismo de Fidel nacieron y han quedado programas sociales que benefician a los más humildes y vulnerables. Decenas de miles de médicos cubanos han llevado vida y esperanza a otras naciones, y con su aporte han logrado mejorar los índices sanitarios o socorrido a los damnificados por desastres naturales como inundaciones, terremotos y huracanes.
Esencial ha sido la ayuda de pedagogos cubanos para llevar adelante en otros países campañas de alfabetización con el método “Yo sí puedo”, que han posibilitado que en 2005 Venezuela, 2008 Bolivia y 2009 Nicaragua fueran declaradas por la UNESCO, Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Territorios Libres de Analfabetismo.
Un legado de amor, patriotismo, ética, cultura, humanismo, conjugado con la obra pragmática de liberar y defender la conquistada soberanía de su Patria y de avanzar en el desarrollo de los pueblos más humildes dejó al mundo y en especial, a América Latina, el líder de la revolución cubana, Fidel Castro.
