Por: Roberto Morejón
Los cubanos acompañaron a sus hermanos mexicanos en un día histórico, la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador, acontecimiento al que fue invitado el dignatario de la mayor isla de las Antillas, Miguel Díaz-Canel.
El Jefe de Estado cubano participó en la investidura y se entrevistó con el presidente 65 de la historia constitucional de México, oportunidad en la que transmitió el deseo de ampliar las relaciones políticas y de cooperación.
El ex alcalde de Ciudad de México llegó a la presidencia de la nación al tercer intento, rodeado del mayor respaldo popular jamás visto desde la época del general Lázaro Cárdenas.
En ese contexto tan notable se proyectó como un hecho natural el abrazo solidario de los integrantes de una delegación cubana de alto nivel, atendiendo a los históricos lazos existentes entre ambos pueblos.
Durante su permanencia de apenas 24 horas, el primer mandatario cubano manifestó su interés en que con el nuevo gobierno mexicano pueda aumentar el apoyo a la integración latinoamericana.
La perspectiva de un proceso de ese tipo es de vital importancia porque en la actualidad gobiernos de derecha y el intervencionismo de Estados Unidos impulsan la desunión al sur del Río Bravo.
Díaz-Canel calificó de estratégico a México y así lo es porque ese país es el segundo socio comercial de Cuba en América Latina y el quinto a nivel mundial.
La comitiva gubernamental asistente a la asunción de un presidente que iniciará lo que definió como la cuarta transformación política de México, escuchó atentamente la referencia de López Obrador hacia los próceres de la región.
El político caracterizado por su tenacidad y quien es autor de más de 10 libros sentenció en su discurso de investidura: “México no dejará de pensar en Simón Bolívar y en José Martí, quienes junto con Benito Juárez siguen guiando con sus ejemplos de patriotismo el camino a seguir de pueblos y dirigentes políticos”.
Para los cubanos resultó singular la coincidencia de fechas. La Toma de protesta, como llamó López Obrador al acto de ascensión, tuvo lugar horas antes de la conmemoración en el archipiélago caribeño del aniversario 62 del desembarco del Granma.
Como se sabe, ese yate con 82 revolucionarios a bordo incluyendo a Fidel Castro salió de México y tomó proa hacia Cuba para trasladar lo que sería el germen de la insurrección antidictatorial en la Sierra Maestra.
Cubanos y mexicanos, tan cercanos geográfica y filialmente, pueden desde ahora multiplicar sus lazos con la presencia al frente del gobierno de López Obrador, quien destacó su deseo de ejercer su presidencia para todos, pero principalmente para los pobres.